El juez Llarena, el Estado español y Mariano Rajoy están recogiendo ahora mismo del suelo los añicos de su relato sobre la violencia en Catalunya. La justicia alemana les ha destrozado la ficción. Con la mano abierta. Por favor, vayamos diciéndole ya adiós con la manita a la rebelión, que tiene un poquito de prisa para irse.
¿Sabe aquellas películas baratas del oeste donde el decorado era una chapa de madera pintada que estaba aguantada por detrás con un par de soportes y que si te apoyabas se iba todo al suelo? ¿Sabe los efectos especiales de las películas de Ed Wood? ¿Sabe Letizia y su hija mayor apartando a la abuela de una foto que molesta? Pues la imagen de esto de hoy es exactamente esta.
¿Y ahora qué? Bueno, pues aquel problema que tuvo Houston es una broma comparada con el problema que le ha brotado al Estado español, a su justicia y a su gobierno. Alemania, Europa en estado puro, Europa con todas las letras, los ha desautorizado. Totalmente. Rotundamente. Les ha destrozado la base de su argumentario. Les ha fulminado su relato. Lo que habían construido para acabar judicialmente con un problema político. Y lo han hecho con la mano abierta. Y la hostia es de aquellas que deja marca. Es que se les ha caído todo. Como un castillo de frankfurts.
¿Y ahora, qué dirán de los alemanes? ¿Que son unos golpistas? ¿Que los jueces están adoctrinados ya desde pequeños en las escuelas? ¿La culpa también es de TV3, que manipula alemanes? ¿Los alemanes actúan con odio? ¿Son violentos? ¿Quién ha dado realmente el golpe de estado? ¿Quién vivía realmente en una ficción? ¿Quién construyó una mentira sin fundamento?
Y la imagen. Ah, la imagen internacional de España. La de su Estado, la de su justicia y la de su gobierno. ¿Dónde queda? Quisieron ganar por 10-0. Quiso arrasarlo todo. Quisieron demostrar quién tenía la fuerza. Y la usaron. Quisieron humillar. "¡A por ellos, oé!". "¡Que nos dejen actuar!". Y dejaron la política en manos de la justicia. Su justicia. La que controlan. La que hace y deshace sin control. ¿Quién juzga al juez? Pues al final ha sido la justicia alemana. Porque en el mundo global, la justicia no puede ser local. Si nos paseamos por Europa con euros, el caudillo del pueblo no puede imponer la ley que le apetezca y como le apetezca.
¿Y ahora qué?, nos preguntamos. Bien, la lectura jurídica tienen que hacerla los que saben. Y las diversas posibilidades legales que ahora se abren tienen que analizarlas los expertos. Pero para los que nos dedicamos a observar, así de entrada vemos que hay 9 personas en prisión provisional que están allí porque la justicia española se ha inventado un delito que la justicia alemana dice que no ha existido. Y a partir de ahora nada tendría que ser igual. ¿Podrá el Estado, su justicia y su Gobierno seguir manteniendo la farsa?
Hoy cenaré una Kartoffelsalat y un Frankfurt acompañado de una cerveza bien fresquita. Y tomaré postres y todo. Strudel. Y depende como, no sea que acabe zanpándome una cervela, que es aquello tan misterioso que todos hemos visto escrito de toda la vida en los frankfurts de toda la vida y que pocos han probado.