Los nombres de los primeros bebés nacidos este año han sido Nayeli y Siena. Reconozco que este último también lo había pensado yo para mi hija. Están muy de moda los nombres de las ciudades europeas entre los famosos: París, Roma, London, aunque a mí la que más me gusta es Florencia (y que conste que también existe el nombre de Toscana). Y es que también es tendencia poner nombres extranjeros, porque parece que 'Margaux' suene mejor que 'Margalida'. "Todas las Virgínies y las Mòniques son guapas", me dice un amigo, y sigue diciendo "las Iolandes y las Jèssiques me caen mal". No lo escucho tanto con los nombres de los hombres, será que la misoginia también mancha de matices comunes los nombres propios. ¡Es extraño cuántas historias llevan incrustadas los nombres! El propio vino en latín significa 'vis', fuerza vital, y es visto como algo positivo. Mientras que la palabra 'alcohol' viene del árabe y significa 'tinieblas', porque en la religión musulmana lo que se quiere llevar es al creyente de la oscuridad a la luz.
El significante y el significado se funden. Incluso los nombres que parece que no quieren decir nada dicen mucho del talante de los padres. Pitu Roca se llama Josep porque nació en el día del padre. Mi madre se llama Maria, como su madre y como mi prima. Y mi padre Toni, como su progenitor. ¡Por lo que se ve, tenía unos abuelos muy originales! Recuerdo que, cuando llamaba por teléfono a ese chico que me gustaba, me preguntaban si quería hablar con Jordi padre o hijo.
Ahora están más de moda los nombres unisex, como Ariel, Oli y Noah. Se ha criticado mucho el nombre de Aria, la hija de Dulceida (que significa 'melodía' en italiano). Si buscas en Google cuál es el nombre más bonito de niña, la reina emérita estaría contenta, porque es Sofía. Recuerdo el título de aquel libro de filosofía El mundo de Sofía. De niña, yo quería llamarme Elisabet, seguramente porque mi mejor amiga se llamaba (y se sigue llamando) así. ¿Y no hacías eso de pensar qué nombre le pondrías si tuvieras una niña o un niño? Una vez, una amiga me robó el nombre que secretamente sabía que yo le pondría a una hija mía. Ya no somos amigas. Y no son solo cosas de niñas. El propio Espartac Peran siempre había pensado que si tenía una niña se llamaría Antaviana, por la obra de Pere Calders. Al final, su inteligentísima niña se llama Clàudia. Y es que escoger el nombre es cosa de dos.
¡Es extraño cuántas historias llevan incrustadas los nombres!
Mi hija no tenía que llamarse Vita, sino Allegra, y también se tenía que llamar Gioia, pero ninguno de los dos embarazos fue bien. Por eso Vita, que significa 'vida' en italiano, me pareció el más idóneo. Mi hijo se llama Leonardo porque significa 'valiente como un león' porque mi abuelo Vicenç Febrer tenía un león en Sants. "Si tengo un niño, se llamará Marc", nos dice Vita, en honor al hijo pequeño de Daniel, que murió a los 10 años. Tanto mi pareja como yo tenemos una abuela que se llamaba Rosa. Y es que eso del nombre es también muy generacional... Y a veces también geográfico, como Borja, Gorka o Rocío. Mi hermano se llama Ferran, no por Adrià, sino porque el señor Ferran era el señor más elegante de la calle Vallespir. Mi primer amor en la escuela le puso, treinta años más tarde de nuestra no relación, mi nombre a su hija. Lo digo porque me encanta, aunque sé que no es por mí, sino porque le encantaba el nombre de la patrona de Andorra. Solo bailamos I will always love you el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos en las colonias del Pedraforca. ¿Cuántas parejas has tenido que se llamaban igual que tu ex? ¿Decir 'princesa' o 'amor' no es una forma de no equivocarte?
¿Sabes por qué te llamas el nombre que te llamas? Yo me llamo Meritxell porque a mi madre, que veraneaba en la Seu d'Urgell, le regalaron una muñeca que se llamaba Meritxell. Como en mi grupo de Humanidades de la Pompeu éramos dos Meritxells, a mí me llaman Meri y a la otra, Txell. "No te dejes cortar el nombre", me dice mi suegra, "que entero es muy bonito". Y es que, aparte de ser muy Catalanish Morissette, mi nombre significa 'luz del mediodía'. "Mi nombre, Daniel", me cuenta mi pareja, "viene de mi tía Daniela, analfabeta y anarquista, a la que mi padre le dedicó un libro de poesía". Aparte de la tía, Manolo Vázquez Montalbán y Anna Sallés querían que fuera un nombre que se pronunciara igual tanto en catalán como en castellano.
¿Cuántas veces no has recordado el nombre de aquella persona y le has preguntado cómo te llamas?
- Marta
- No, eso ya lo sé, quería decir cuál es tu apellido.
Gran técnica. De nada
¿Y cuántas veces alguien se ha dado cuenta de que tienes mal apuntado su nombre en el WhatsApp? ¿Muchas? Qué vergüenza, ¿verdad?