¿Quién eres? No lo sé, dímelo tú. ¿Soy lo que tú percibes o soy lo que yo creo que soy? Mis compañeros expertos en marketing y publicidad se quejan de que las relaciones públicas, la percepción y la imagen que damos a los demás, tienen mala prensa. Son conceptos que tenemos asociados a engaño, manipulación. Nos quieren vender la moto, hablan a medias.
En las relaciones públicas, el concepto persona y diálogo es básico. Hay que dar protagonismo a las historias (storytelling), y ahora, en vez de proponernos un coche en un anuncio, nos cuentan una historia. Si quieren que compremos chocolate o que adquiramos un billete de lotería, también lo revisten con narrativa. Todo viene envuelto en historietas. Hace unos años lo llamaban parábolas, y una de las historias más fascinantes del mundo está llena de ellas.
Antes de que te adopten, de que te escojan, hay que haber captado la atención. Y para captar la atención te tienes que diferenciar
Por transmitir lo que eres, pueden pasar muchas cosas. Que los demás te acepten, acríticamente, porque les gustas. Y la emoción, el gusto, no entiende de teorías. Me gusta, no me gusta, conecto, no conecto. Con este elemento volitivo no podemos hacer nada. Hay identidades que, si se saben transmitir, son persuasivas. Influyen, llegan, conectan. Y esta conexión puede ser natural y fácil, porque se da, fluye, que dicen ahora. O puede ser preparada. La comunicación tiene que ser atractiva, pero también tiene que contener misterio, un punto de incógnita, algún elemento que te haga querer ir más allá.
Hay que "lograr que te miren" —tal como dicen los expertos en marca personal—, que se fijen en ti, que te escojan. Y que quieran repetir. Wilcox, un autor que se preocupa de la atención, establece cinco etapas en la influencia: atención, búsqueda de información, evaluación, experimentación y adopción. Antes de que te adopten, de que te escojan, hay que haber captado la atención. Y para captar la atención te tienes que diferenciar. ¿Usted por qué está leyendo ElNacional.cat? Porque le entra por la vista, busca información en él, lo evalúa, lo experimenta leyéndolo y —si le gusta— lo adopta y regresa. Los especialistas se refieren a la crisis de identidad, a las identidades múltiples, a las identidades asesinas, pero se habla poco de las identidades benéficas o las identidades generosas. Hay gente, organizaciones, marcas y empresas, y también medios de comunicación, que por el mero hecho de existir son un regalo. Identidades generativas, inspiradoras. Se pone demasiado el acento en las que son tóxicas y corrosivas, y se destaca poco la luminosidad de algunas identidades que nos mantienen ágiles, vivos, conectados.