Son tan honorables como inútiles los esfuerzos por apartar con una lista coral en Junqueras de la presidencia de ERC. Hay quien lo ha sondeado, incluso, para ir de candidato a la Generalitat,a cambio de su renuncia como líder de ERC. Junqueras quiere presidir ERC. Quiere ejercer, con el apoyo de la militancia, una presidencia que la prisión le ha quitado y que parte de los equipos internos, aprovechando su ausencia y la posición de fuerza en el Govern, le han ido usurpando. Lo querían de jarrón chino y se ha hartado. La llegada de Junqueras a la presidencia de ERC se hizo el 2011, en un pacto entre familias políticas para evitar justamente lo que incomprensiblemente ahora quieren las mismas familias volver a reproducir: una pelea por el poder interno. Pelea legítima, pero como siempre autodestructiva.
La excusa de la renovación puede servir para diseñar un manifiesto y buscar adhesiones provisionales. Pero a la hora de constituir una lista para un congreso extraordinario de partido al que obligan los estatutos cuando dimite un presidente, que se tendría que hacer estatutariamente antes del 10 de septiembre, estamos hablando de personas. Los que ya mandan no pueden promover la renovación sin hacer como Marta Rovira, que se ha excluido. Si la idea es solo renovar, hace falta gente nueva. Eso comporta muchos riesgos. Acostumbra a ser mejor idea equilibrar las ejecutivas y dar paso, progresivamente, a las necesarias renovaciones.
Otra cuestión es el liderazgo del partido. Este tiene que recaer inevitablemente en una persona. Para liderar un partido hay que encontrar un candidato que sea un poco suicida porque le va la vida personal y pública. Liderar son 24 horas al día, 7 días a la semana, 52 semanas el año. No hay descanso. Són agendas imposibles, demandas personales y colectivas a menudo difíciles de gestionar al gusto de todo el mundo, odios y rencores garantizados, pocas alegrías y muchas, muchas, muchas horas de reuniones. Hay quien piensa que todo el mundo puede liderar. En realidad, muy pocos tienen esta capacidad de dedicar tantísimas horas, hacerlo bien y sobrevivir. De hecho, estas características de liderazgo las asumen todos los candidatos a alcaldías. La diferencia es que el terreno de juego está más acotado. Cuando el pueblo solo tiene mil habitantes es más fácil que cuando tiene cincuenta mil. Liderar un partido es liderar todos los pueblos y todas las luchas internas sin permitir que la sangre llegue al río. Un líder de partido tiene que ser, además, alguien con proyección mediática y ser conocido y reconocido como líder por la gente del país. Cuánta más gente mejor. Tiene que saber cautivar en los auditorios y dar muestras de empatía en permanencia. Todo eso, hay comunicadores que lo explican mucho mejor que yo. Pero este hecho es relevante. A la vez, un líder de partido tiene que poder medirse electoralmente con los otros líderes y convertir en votos las expectativas que la gente de su partido ha puesto en él. Junqueras no ha podido figurar en las listas desde que ha sido inhabilitado. No sabemos de cierto si todavía tiene tirada o ya no. Lo sabremos cuando efectivamente se pueda presentar.
No hay alternativa a Junqueras como líder de ERC.
Pero, sobre todo, un líder debe saber compartir el liderazgo con un equipo hecho para dar juego interno y proyección externa. Una buena parte del éxito de su liderazgo está en la habilitad de equilibrar con nombres que respondan a la diversidad y a las expectativas de la militancia y del país. El equipo de Junqueras combina experiencia y juventud, municipalismo y proyección sectorial, acción y pensamiento, pasado y futuro. Y muchas ganas de construir.
Si juntáis todas estas piezas, veréis que quien mejor, con diferencia, responde a estas características en ERC es la candidatura que Junqueras encabeza. No sé porque me esfuerzo ponéndolo por escrito porque todo lo que digo es más que evidente. La cuestión es: ¿porque hay quien quiere liquidar su liderazgo? La pregunta es: ¿qué mueve a proponer una lista y una alternativa a Junqueras teóricamente renovadora con gente de siempre?
No acabo de entender qué necesidad hay de intentar estropear el liderazgo de Junqueras, que acabará en cualquier caso imponiéndose porque ha podido hablar con casi todo el mundo y tiene los apoyos más que necesarios para volver a ser elegido. Mientras que los convergentes, que han inmolado unos cuantos partidos, se sacan un congreso de la manga para consolidar el liderazgo de Puigdemont, una parte de ERC quiere enterrar el de Junqueras. No hay alternativa a Junqueras como líder de ERC y lo único que puede pasar de aquí a 30 de noviembre, si finalmente no se entra en razón y se adelanta el congreso, es pelearse coralmente para debilitar ERC unilateralmente. Quizás responde a una estrategia de falsa bandera: torpedear a Junqueras para reforzar ERC. Pero creo que torpedeando a Junqueras se torpedea ERC. Porque sin alternativa a Junqueras, sin un liderazgo capaz de reunir todas las características que solo tiene Junqueras, candidaturas alternativas corales o no corales solo debilitan ERC y benefician Junts y PSC. De manual.