El engaño —oculto o disimulado— que se hace para perjudicar a alguien es la insidia. La insidia es la acción que se dice o se hace astutamente para hacer daño. Aldo Moro, político italiano, estadista, que murió asesinado, era partidario de la libertad. Y acumuló insidias por todos lados. Moro defendía que "la auténtica libertad se vive fatigosamente entre continuas insidias". Incluso ahora que han pasado más de 40 años de su muerte (traición, secuestro, tortura y muerte, para ser exactos), incluso ahora hay polémicas sobre el caso Moro y se ha manchado el proceso de beatificación, que inició el Vicariato de Roma (el nombre que recibe la diócesis de Roma). Ya veremos si prospera y en qué términos. Hay quien sufre suspensión de pagos. En Roma, congelan beatificaciones. Para muchos, Moro ya es un santo que ilumina conciencias. El papa Pablo VI era amigo suyo y lo definía como un hombre bueno y humilde, y quiso salvarlo, pero no salió adelante.
Ayer crucé la Piazza delle Cinque Lune, en Roma, y recordaba la célebre película del director Renzo Martinelli sobre el caso Aldo Moro que lleva precisamente este nombre. Roma, con su fuerza también imperial, es una alarma eficaz que recuerda las insidias a las cuales los políticos de primera línea se ven sometidos diariamente. El poder puede ser muy chapucero y frontal, peor es, sin embargo, cuando el poder es un conglomerado insidioso, oculto y cobarde. Aldo Moro murió como tantos políticos, periodistas y personas próximos al poder porque sabía demasiadas cosas, porque era incómodo, porque intentaba acercar posiciones. Después de 55 días de secuestro, las Brigadas Rojas lo mataron y lo abandonaron en Via Caetani, cerca de la céntrica iglesia de los jesuitas Il Gesù, en la capital romana.
Aldo Moro murió como tantos políticos, periodistas y personas próximos al poder porque sabía demasiadas cosas, porque era incómodo, porque intentaba acercar posiciones
Aldo Romeo Luigi Moro es uno de los padres fundadores de la Democracia Cristiana. Fue 5 veces presidente del Consejo de Ministros, y sin él no sabríamos qué es el famoso "compromesso storico" entre los democratacristianos y el Partido Comunista que no era más que una idea de consenso entre partidos para evitar autoritarismos y llegar a soluciones compartidas. Fracasó, pero nos queda la figura inspiradora de Moro, un hombre que encarna la negociación y el diálogo y que tendría que tener muchas más calles, premios y reconocimientos. Pero no olvidemos que murió bajo los 12 impactos de una pistola precisamente por eso, por intentar entenderse con la disidencia. Moro es una figura altísima que no puede ser olvidada. Lo liquidaron para evitar el compromiso histórico, lo mataron como advertencia a los seguidores de Berlinguer, al líder del Partido Comunista, pero también como castigo para los democratacristianos. Disparando a Moro dispararon a todo el mundo. Aldo Moro es un referente que incómodamente nos demuestra el precio de la coherencia. Hasta el final.