El primer titular fue: "La Guardia Civil detiene a los empresarios que montaron Tsunami Democràtic y desviaron fondos públicos para financiar la estructura montada por Carles Puigdemont". Cinco días después el titular de El Confidencial es: "Rufián: 'Tenemos que meterle alguien duro a Pere. Tenemos que meterle whisky'". Pere es Pere Aragonés y esta frase se habría dicho durante una conversación celebrada el pasado 6 de marzo en un despacho. Estaban presentes, aparte de Gabriel Rufián, Eduard Voltas, Sergi Sol, una persona no identificada y Xavier Vendrell, uno de los detenidos el miércoles. Eso quiere decir que, aparte de las llamadas telefónicas, la Guardia Civil tenía dispositivos grabando otros momentos y situaciones.
El resto de las conversaciones privadas publicadas hoy por El Confidencial hacen referencia a otras cuestiones políticas de estrategia interna de Esquerra. O sea, nada que ver con el caso que provocó las detenciones. Son charlas que no justifican ninguna escucha y, evidentemente, ninguna detención. Pero se han publicado. Y es evidente que la importancia de estas revelaciones, y que justifica su publicación, es tal que incluso están a punto de suspender las elecciones en los EE.UU. Sí, la geoestrategia planetaria está pendiente de si Rufián se pedía bourbon o ratafía. Política, claro.
La Vanguardia también publica conversaciones. Estas de Vendrell y de David Madí con Víctor Terradellas, secretario de relaciones internacionales de CDC y el origen de todo gracias a las elucubraciones y fantasías que iba explicando por el mundo. Unas conversaciones que, curiosamente, desinflan las acusaciones de la trama rusa. Vendrell a Terradellas: "¿Esto de Rusia no será una fantasmada?". Y Madí en Terradellas: "Es probable que todo eso sea una tomadura de pelo". Es decir, dos de los acusados aparecen en el sumario del señor juez dudando directamente de la credibilidad de la fuente en la que se basa la acusación del propio juez para sostener la cosa. ¡SEN-SA-CI-O-NAL! Una vez más ha quedado demostrado que los hermanos Grimm eran unos aprendices.
Y finalmente, las conversaciones que publica El Periódico no van de nada de todo eso: "Las escuchas a Vendrell exhiben el caos del Govern en las residencias. Las conversaciones dibujan las penurias de los geriátricos y la mezcla de ancianos enfermos con sanos. El enfrentamiento entre Asuntos Sociales y Salud elevó la tensión en momentos claves de la pandemia".
Por lo tanto, cinco días después hemos pasado de los organizadores de Tsunami Democràtic, de fondos públicos desviados y de Carles Puigdemont organizando la trama a conversaciones de gente de Esquerra sobre listas electorales, a dos de los detenidos no creyéndose nada de lo que les explicaban y a lo que ya sabíamos que había sucedido en algunas residencias y las consecuencias políticas que eso tuvo.
Y no, de momento no tenemos ninguna conversación de los detenidos diciendo que ellos organizaban Tsunami, como decía el titular del lunes. Ni tampoco ningún diálogo donde se organizara una recalificación de terrenos para financiar no-se-qué. Nada. De nada. Ni siquiera un comentario confirmando que los 10 mil soldados rusos vendrían en un vuelo de Ryanair disfrazados de turistas. Las conversaciones filtradas hablan de cuestiones sin ninguna relevancia judicial y ni tan sólo periodística.
Ya sabíamos que España era ese país donde cuando llaman a la puerta de tu casa a las seis de la mañana no es el lechero sino la Guardia Civil que te viene a detener acusado de terrorismo, de sedición, de rebelión o de haber asesinado a Chanquete. Y todo porque a un juez con ganas de creerse que la Tierra es plana por culpa del 5G le han colado un informe Milli Vanilli. Pero ahora también sabemos que es un lugar donde vaya a saber con qué excusa, el Tácito de turno puede pedirle a un juez pintoresco que te pinchen el teléfono y vaya a saber que más para grabar todas tus conversaciones, incluidas las que no tienen que ver con el caso que investigan. Y un día entran en tu casa para detenerte y se llevan tu ordenador y tu móvil, donde tienes toda tu vida privada. Y poco después, algunas de las cosas que hay allí dentro, sin ninguna relación con lo que te acusan, las ves publicadas en fascículos coleccionables. Ah, y a la ciudadanía lectora, con cada conversación tuya le dan un vale-descuento para comprarse un nórdico.
Y como siempre, no pasa nada. Porque aquí a algunos nunca les pasa nada. Seguramente porque siempre les pasa a los otros.