Sí, ya sé que estamos estrechos, pero eso de estar los dos dentro de una urna es una metáfora de la situación política española. Por mucho que nos esforcemos nosotros y el PP por salir de aquí, sólo nos podrá sacar alguien de fuera.
Y, ¿sabe por qué? Porque del derecho o del revés, de mirando al cielo o boca abajo, haciendo la vertical puente o un triple mortal con tirabuzón mirando a Astorga, nos faltan 6 diputados. Por lo tanto, sabiendo eso, es evidente que presentar un acuerdo condenado al fracaso un domingo de agosto, que es lo que hicimos ayer, es tan útil como comprarse una cantimplora con un agujero en el culo (entendiendo que me refiero a la cantimplora, eh).
O sea que no se sorprenderá si le digo que continúa la gran campaña de marketing a cuatro, en la que todo el mundo juega el papel que le conviene de cara a posicionar ante los ciudadanos. Y, como habrá comprobado, mi papel es presentarme como el defensor de: 1/ la clase media, 2/ la regeneración democrática y 3/ del diálogo, la negociación y el pacto para salvar España de la confusión. Y, no me negará que lo estoy logrando. Después la gente no me votará, pero los pocos que me voten lo harán muy convencidos. Y si hace falta, buscando aliados inesperados...
Fíjese, ayer vendí el gran paquete de medidas económicas que se supone que he impuesto al PP y en un mensaje dirigido sólo a esta clase media urbana a la que pretendemos llegar, dejando a la clase baja, rural y envejecida para el PP. A eso le llaman "inversión electoral de futuro". Después vendí la despolitización de la justicia y la unidad de España como gran regeneración. Y al final, los grandes esfuerzos que hemos hecho por pactar con el PP 150 puntos, 100 de los cuales ya los pactamos con el PSOE.
Y eso último demuestra que, en economía y en España, las diferencias entre derechas e izquierdas son como las existentes entre Shakira y Paulina Rubio.
Y con respecto al PP, a ellos ya les va bien que yo escenifique que les impongo muchas cosas porque así ellos pueden decir que han cedido mucho y se sacan la imagen de imposición de su última mayoría absoluta, durante la cual no pactaron ni si el rollo del papel WC del Congreso se tenía que poner cayendo por el lado de la pared o por fuera. Como dijo aquel, se trata de hacer ver que todo cambia para que todo continúe igual.
Porque si analizas el acuerdo presentado ayer, las grandes medidas de regeneración democrática y las grandes reformas para convertir a España en una democracia homologable y sin tufo de erdoganismo todavía están de vacaciones. Y lejos. Y no se espera un retorno más o menos inmediato. Para no hablar de la lucha contra la corrupción. ¿No se lo pasó bien escuchando y leyendo la interpretación de lo que es o no realmente corrupción para justificar las medidas de broma que incluye el acuerdo?
Total, que mientras seis votos no nos saquen de aquí, seguirá el marketing, el pressing-PSOE, los posturismos, la venta de humo y el hacer ver. De momento hasta las elecciones gallegas y las vascas, a ver si sus resultados permiten cambios de cromos. Será cuando prácticamente hayamos estado un año sin gobierno y demostrando que España no es país de pactos, sino de imposiciones.
Ah, y en lo referente a Catalunya... Si entre nosotros no cedemos ni para repartirnos el pastel, demostrando cero sentido de Estado, imagínese qué posibles pactos podemos firmar con los separatistas que vengan a Madrit (concepto) con un referéndum bajo el bracito... ¡¡¡Ha, ha, ha!!! ¡¡¡Me descojono sólo de pensarlo!!! ¡¡¡Vaaa, pasad para casa de que me tenéis distraído!!!
Y sáqueme el codo de las costillas, que no puedo respirar... Y lo peor de todo, ni borrar lo que dije en El Mundo el pasado 18 de junio...