¿Cuánto cobra la alcaldesa de BCN? Cien mil euros anuales brutos. ¿Cuánto cobra Ada Colau, alcaldesa de BCN? Pues hasta ahora eran 30.800€ netos anuales, que corresponden a una nómina de 2.200€ mensuales multiplicados por 14 pagas. ¿Qué pasaba hasta ahora con los otros 69.200€? Pues iban a parar a un fondo social de Barcelona en Comú, el partido de la alcaldesa. Y desde allí se repartían a varias organizaciones de la ciudad escogidas después de pasar por un concurso previo.
Sí, porque Ada Colau, igual que pasa con otros concejales, diputados y representantes políticos de varios partidos, no cobra directamente la nómina que le corresponde por el cargo que ocupa sino que el dinero va a la organización, que es quien le paga el sueldo que se decide.
Pues bien, todo eso lo he explicado en pasado porque BCN en Comú ha decidido subirle el sueldo a Ada Colau un 40%.
Eso quiere decir añadirle 900€ más al mes. Por lo tanto ahora cobrará 14 pagas de 3.100€. Naturalmente la pregunta es: ¿y eso es mucho o es poco? Home, para el común de los mortales es un sueldo elevado, sí. Pero, ¿para la alcaldesa de una ciudad como BCN, es mucho o es poco? ¿Le parece que lo comparemos con los sueldos, por ejemplo, de los miembros del Consejo de Dirección de Transports Metropolitans de BCN? Según una información publicada por la CGT, están en torno a 7.900€ brutos al mes por 14 pagas. O sea, estamos hablando de más del doble. ¿Le parece bien que también lo comparemos con las retribuciones de los 92 asesores técnicos a disposición de la presidenta, las áreas y los diputados y diputadas con delegación en la Diputación de BCN? Pues hay siete niveles que van desde los 5.956,93€ mensuales brutos por 14 pagas del nivel N1 hasta los 3.032,32€ del nivel N7.
Conclusión: Ada Colau cobra poco en relación a otros trabajos en administraciones parecidas a la suya, pero con menor responsabilidad y dedicación. Pero el problema no es cuánto cobran los otros sino cuánto cobra ella y por qué existe el debate sobre los sueldos de los políticos.
El cuñadismo defiende que los políticos tienen que cobrar poco porque están al servicio de los ciudadanos. Para contrarrestar este argumento han creado otro (sector heavy) según el cual mejor que cobren más porque así no tendrán que robar. Otro más suave afirma que pagar poco a los políticos hace que mucha gente buena renuncie a gestionar la cosa pública y, en consecuencia, se beneficia la mediocridad.
Pero creo que la cuestión de fondo es este posturismo heredero del franquismo que para diferenciar "los nuestros", los buenos, de aquellos que se hacían del régimen para aprovecharse de la situación (que eran los malos) se creyó necesario crear la figura del político que era como nosotros. Y si era como nosotros tenía que cobrar como nosotros, más bien poco. Y este adoctrinamiento en la superioridad moral provocó el menosprecio y la infravaloración del trabajo de los políticos. A lo cual ayudaron mucho (también) los políticos corruptos. Que hay muchos, efectivamente. Pero muchos menos que políticos no corruptos.
Y de aquí vino todo esto de los sueldos bajos o aquello otro de los coches oficiales. La voz cuñada de la calle dice que "fuera los coches oficiales". Bien, efectivamente hay muchos, pero oiga, una alcaldesa quizás tiene 6 actos en una tarde. Y quizás sí que en una ciudad como BCN haces mucha vía en metro, pero si tienes una mala combinación y, además, tienes que acompañar a alguien, un coche oficial ayuda a hacer mejor el trabajo. Y eso nos beneficia a todos. Y a todas. Otra cosa es quien usa el coche oficial para llevar a los niños al colegio. Y no sólo en los ayuntamientos. Yo eso lo he visto hacer a finales de los años ochenta tanto en TVE como en RNE. Pero estamos hablando de racionalidad.
Por lo tanto, ¿es excesivo que quien dirige una empresa denominada ayuntamiento de BCN, con 14 mil trabajadores y un gasto de 2.650 millones de euros anuales, cobre 3.100€ al mes por 14 pagas? Pues mire, si nos dejamos de demagogias no sólo no lo es sino que, comparándolo con trabajos con responsabilidades parecidas, está mal pagada. Y no pasa nada por decirlo.