Madrid (ciudad y autonomía, no concepto) tiene un proyecto. Los expertos lo han definido con una expresión muy técnica: "topalante". Así como para resumirlo sería un aznarismo todavía más populista que el original y con unos cimientos tanto económicos como ideológicos mucho más asentados. En los despachos de las grandes compañías y en la sociedad. Básicamente porque es la versión 3.0.
"Topalante" quiere decir que tienen un objetivo. Y van directos. Que, cierto, no deja de ser el modelo valenciano de cuando Camps, Zaplana & Barberà SL consistente en construir castillos en el aire, organizar muchas cosas que lucían mucho y permitían dar muchos abrazos a gente con sobredosis de rayo UVA y después ya nos encontraremos 1/ Esto quien lo paga y 2/ Quien recoge los añicos del destrozo. Y allí, hasta que cayeron por el acantilado, les funcionó. Y en Madrid de momento también. Tanto que en las pasadas elecciones Isabel Díaz Ayuso sacó un 44,76% de los votos y 65 de los 136 diputados de la Asamblea con el lema ¡Viva la libertad! Ahora, si después resulta que la diferencia de mortalidad COVID entre BCN y la capital del Reino fue del 34,8% (a favor suyo, claro), mire oiga, no me venga con tristezas que aquí vamos de cañas y no nos encontramos ningún ex.
La propaganda ayusista vende una ciudad donde suceden cosas y la gente es feliz, no como la triste y gris BCN donde el centro es un inmenso cartel de "en alquiler". ¿Madrid tiene un modelo especulativo, extractivo, neoliberal extremo, condenado al colapso, y bla, bla, bla? Sí, pero la gente está encantada. Y si se supone que BCN es de izquierdas, gracias al favor de Manuel Valls, y es verde, feminista, cooperativa y no-se-qué-más, ¿por qué no crean un modelo contrapuesto? Por qué no apuestan y venden un modelo ideológico y social alternativo de la fiesta por la fiesta?
Sí, ya sabemos que allí nunca les falta dinero público para hacer estas cosas ni la ayuda política del Gobierno de turno, pero están consiguiendo vender una ilusión. ¿Su ilusión politico-partidista e ideológica? ¡Sí! Pero es que al final se trata de eso. Mire, hoy mismo han presentado el xiringuitoni Cantó, esto que le han montado al ex de todo y de todo el mundo. Que resulta que ahora Madrid será la capital europea del espanyol. Textual. Reconozcamos que la idea es brillante porque si lo fuera París -por ejemplo- sería preocupante. Por el español. Y por Madrid. Bien, y sería complicado de entender. En general. Total, que "La Oficina del Espanyol" se presenta como un gran proyecto de nacionalismo lingüístico que hace las delicias de los consumidores del ayusismo y arrincona electoralmente al voxismo. Se presenta como un hub donde en vez de aviones aterrizarán proyectos para convertir Madrid en un centro de producción de proyectos en español. Con grandes sueños audiovisuales y musicales. Vaya, como hasta ahora, pero sin José Luís Moreno, que en este momento está con cosas de abogados. Pero no sufra que del terreno de juego salen Moreno y Macario y entran Nacho Cano y su pirámide azteca de 30 metros que es la metáfora perfecta del Madrid de ahora mismo.
El ayuntamiento le ha cedido al ex Mecano una parcela municipal de diez mil metros cuadrados y allí él dice que construirá un teatro de 1.326 butacas (ni una más ni una menos) y un macroparque con aparcamiento. ¿Inversión total? Once millones y medio euros para ejecutar unas obras que durarán nueve meses. La cosa es saber qué sucederá dentro de cuatro años cuando finalice la cesión. ¿Aquello acabará como el circuito de formula 1 de Valencia, que a los valencianos les costó 100 millones de euros más los 32 y medio que hicieron falta para pagar la deuda que dejaron los promotores, o los madrileños tendrán más suerte? En todo caso, dentro de cuatro años ya hablaremos, porque si la cosa les sale bien a Ayuso,al xiringuitoni y a Cano y a su pirámide, será un inmenso topalante. Y si les sale mal, pues como siempre no pasará nada. De nada.