Por favor, grite conmigo: "¡Viva la nueva normalidad normal!". ¿Ah, que todavía no sabe qué quiere decir exactamente eso? Pero si ya nos lo han comunicado. Extraoficialmente, claro. Ha sido por descarte, que no por Descartes, las teorias del cual son justamente la forma opuesta a hacer las cosas en la nueva normalidad normal.
En la nueva normalidad normal todo está muy controlado, regulado, tasado, indicado y medido al milímetro, con sus correspondientes contradicciones e incongruencias, menos el fútbol profesional masculino y los turistas alemanes que van a Mallorca. En este caso se les aplica el vayan pasando que al el fondo hay sitio, y si no hay, no sufra que ya habrá. Porque la pela es la pela y quien manda, manda. Por lo tanto, la nueva normalidad normal es que todo está sujeto a normas estrictas, menos lo que no lo está porque alguien lo decide.
Esto de ahora, y ya que hablamos de las Baleares, es como cuando en aquella época de psicosis por la seguridad aérea, en los controles de los aeropuertos de las islas no dejaban pasar las ensaimadas rellenas que los turistas se llevaban como recuerdo. ¿Por qué? Pues la crema o el cabello de ángel podían ser usados como precursores para fabricar explosivos. Hasta que alguien tuvo dos dedos de frente y de la misma manera que fue que sí, pasó a ser que no. ¿Por qué? Porque era más importante que los turistas pudieran volver con el codiciado dulce que una pretendida medida de seguridad destinada a evitar a atentados según un criterio de alguien. Y así fue como los trabajadores de las empresas de seguridad de los aeropuertos y los miembros de las fuerzas de seguridad dejaron de comer ensaimada gratis mañana, tarde y noche.
En el fútbol ya habíamos descubierto hace días que los socios de los clubs no importan a nadie. Interesa al mercado asiático o el americano, por lo tanto usted que paga el carné y el abono va al campo a la hora que le vaya bien a un señor de Wuhan o a una señora de Baton Rouge, Louisiana. Ahora, cuando se han tomado decisiones importantes, en ningún momento lo han hecho pensando en usted. Me sabe mal, pero aquello de "nuestros apreciados socios que tanto aman el club, que tanto sienten los colores y que tan necesarios son para el sentimiento y el bla, bla, bla" ha muerto para siempre. El fútbol profesional no es un sentimiento sino un negocio global, por lo tanto, los socios a tomar el aire.
Y a tomar el aire también el público. Aquello otro de "con el apoyo de nuestra gente somos invencibles" y lo de los mosaicos para hacer ambiente... naaaada, sólo era un decorado para la TV. Para que el plató no apareciera desnudo. Y ahora que no hay decorado natural, porque se juega sin público, en la grada se ponen fotos (cosa que evita la presencia de feos, que siempre dan mala imagen), ponen sonido de ambiente pregrabado y a cagar a la playa.
Pero es que hemos acabado descubriendo que los jugadores no son los niños mimados del invento sino billetes con patas. Toda la vida oyendo que las pretemporadas son sagradas porque hay que evitar lesiones y no-se-qué de la salud y eso ya tambaleó con los partidos de verano en la otra punta del planeta para ingresar muchos millones. Pero es que ahora la pretemporada han sido cuatro días y venga, seguimos pa'lante que hay trabajo. Ah, y a jugar con calor, que antes no se podría hacer porque perjudicaba. Y mientras, los futbolistas de élite y con la que está cayendo, aceptan renunciar a una parte del sueldo, sí pero pequeña, y lo hacen muy enfadados. Todo ello, ¡ES-PEC-TA-CU-LAR!
Y con todo esto, si usted es de BCN o Lleida resulta que tiene prohibido ir a ver a su familia si la tiene en Tarragona o en Girona, y viceversa. Y si es de Girona o Tarragona puede ir, pero sin pasar por BCN y su área. En cambio, el lunes llegan a las Baleares 12 mil turistas alemanes que ni tan sólo tendrán que hacer la cuarentena de 14 días, como sí tienen que hacer todos los viajeros que cruzan la frontera española. ¿Por qué? Porque, como pasa en el fútbol, las personas y la gestión de su salud interesan en función del negocio que generan.
Si usted genera billetes, alfombra roja, pero no porque sea usted, sino porque usted tiene forma de dólar o de euro. Si usted no es negocio, su vida estará controlada, regulada, tasada, indicada y medida al milímetro. Para evitar la transmisión de la pandemia.