Hoy Oriol Lladó, concejal de Esquerra Republicana en el ayuntamiento de Badalona, ha hecho un like a un tuit de un servidor que es del 5 de diciembre del 2017. Este:
Cuando he vuelto a ver el vídeo me he quedado en un estado que sería la mezcla de me pinchan y no me sacan sangre y de pasta de boniato.
Recuerdo perfectamente aquel día. Esquerra había convocado un acto electoral en la Atlántida de Vic para abrir la campaña de las elecciones del 155 y fuimos con Roberto Lázaro para hacer un vídeo, que al final fue este:
Como llegamos con tiempo, aprovechamos para ir a la Plaça Major y hablar con los participantes en una acción que realmente era muy bestia. Había una especie de prisión con dos celdas al aire libre y la gente hacía turnos de tal manera que siempre hubiera alguien durante las 24 horas del día. Y eso, naturalmente, quiere decir también la noche. Y en diciembre, las madrugadas de Vic a la serena son de todo menos cálidas. Pues bien, siempre hubo alguien durmiendo en una especie de cama que había. Con una pequeña estufa, mantas, polares, nórdicos, sacos de dormir y de todo, pero bajo cero. Brutal.
Comimos un bocadillo en el snack y bajamos hacia el teatro. Aquel mismo mediodía el conseller de justicia Carles Mundó, ilustre vicense, había salido de la prisión y nos dijeron que venía hacia allí. Decidimos esperarlo fuera. Todavía tengo clavada en el cerebro la imagen de su coche bajando desde la rotonda de acceso, su llegada y cuando salió del coche. Alto como San Pablo abrazándose con sus compañeros y entrando en el recinto por una puerta lateral dando unos pasos que eran tres de los míos.
Imposible de olvidar el momento en que Mundó subió al escenario. Aquel día Carme Forcadell no intervenía porque así se lo habían aconsejado para evitar problemas con los jueces, pero estaba en primera fila. Roberto grababa desde una especie de balcón superior y yo estaba abajo. Pensé que el momento era lo bastante potente y emotivo como para grabarlo también con el iPad. Y apreté el REC. Y mientras el conseller aparecía por la izquierda de la imagen pensé: "hace seis horas que este hombre ha salido de una prisión donde ha estado 33 días y ahora está aquí. Ha desayunado en una prisión a 600 kilómetros de aquí y podrá dormir en su casa...". Y, de repente, me apareció en plano la expresidenta del Parlament... Y hoy, un año y un mes después, he vuelto a ver el vídeo. Y me he quedado muy jodido. Estoy muy triste. Por Carme, por aquella Carme que allí reventó de alegría por poder abrazar a Carles. Y también lo estoy por Dolors Bassa. Y por los encarcelados en Lledoners, de los que hablamos un poquito más que de ellas dos. Y por los exiliados. Y por los procesados.
A todos ellos pronto los volveremos a ver. Por TV. Y en el juicio. Y los que vayamos a Madrid a cubrir aquella indecencia, quizás podremos tener contacto con ellos y ellas. Y quizás los podremos abrazar. Pero el día verdaderamente feliz será cuando puedan ser abrazados por miles de catalanes. Yendo por la calle, en la tienda del lado de casa o en la cola del cine.
Cómo hicieron Carme Forcadell y Carles Mundó ahora hace un año y un mes.