Tengo una amiga que siempre dice que es la Belén Esteban catalana. Y con eso quiere decir que lo que ella piensa sobre cualquier tema es lo que piensa la mayoría de la gente que ella misma llama "de base". O sea, ella sería un barómetro para conocer la realidad del país más fiable que haciendo una encuesta o a través del análisis de datos.
Total, que el otro día le pregunté a la Belén Esteban catalana cómo veía el caso Sandro Rosell. Y me dijo, más o menos, que ella lo veía como un pijo de muy buena familia, muy chulo y con mucha pasta que hacía negocios, y ya se sabe que los negocios de esta gente poderosa siempre esconden alguna cosa. Por lo tanto, cuando lo detuvieron pensó que se veía venir. Y después, con todo eso de los presos políticos, su caso quedó tapado. Pero cuando de vez en cuando salía alguna noticia suya, pensaba: "Caray si que la ha liado gorda este para estar todavía en prisión preventiva". Y seguía pasando el tiempo y seguían saliendo noticias con cuentagotas y cada vez dudaba más que Sandro tuviera que estar en la prisión, sobre todo comparando su caso con otros de gente condenada y que seguían en libertad. Pero pensaba: "Bueno, si lo mantienen en chirona será porque tienen pruebas muy sólidas de que, efectivamente, ha blanqueado 20 millones de euros de la Confederación Brasileña de Fútbol. Y, además, como los medios tampoco hablan mucho de él, será porque es culpable".
Y, efectivamente, los medios de comunicación hemos hablado muy poco del caso Rosell y prácticamente nadie a favor suyo. ¿Por qué? En primer lugar porque hemos aprendido a no poner la mano en el fuego por nadie, por si acaso. Y en segundo lugar porque él cosechó muchos enemigos entre la profesión. Desconozco los motivos porque no domino el tema deportes, pero el caso es que Sandro se ha comido dos años de prisión preventiva entre el desinterés general por un caso que cada día que pasa se parece más a un Boeing 737 Max.
Primero asistimos a su puesta en libertad dos días después de empezar el juicio. O sea, dos días antes estaba en prisión para evitar que usara una gran infraestructura que decían que tenía organizada para huir no-sé-dónde y para impedir que destruyera pruebas... y dos días después ni se fuga, ni destruye nada y pa' casa. Alucinante.
Y continúa el juicio y el fiscal José Javier Polo va y un día se levanta simpático y decide rebajarle de once a seis los años de prisión que le pide, de diez a cinco los que le pide a su socio Joan Besolí y de siete a un año y once meses a su mujer, Marta Pineda. Es decir, a su mujer la deja fuera de la prisión en el peor de los casos, a ellos dos les pide... ¡LA MITAD DE LA PENA! Acojonante.
Pero no se vaya que ahora viene la traca final. Varios miembros de la judicatura hispana que transitan por el Supremo y por la Audiencia Nacional, que ya han flipado mucho con el caso del procés en el Supremo y que temen el desprestigio irrecuperable que sufrirá su negociado entre las Belén Esteban catalanas y europeas, se han mirado el tema Rosell y creen que la acusación no tiene ninguna solidez. Ojo, no lo digo yo, lo dicen ellos. Y algunos se han preocupado de hacer llegar el mensaje a medios no precisamente indepes. Ni culés.
El caso Rosell se deshace como un azucarillo, se desinfla como un globo, se desmonta y la acusación falla más que una escopeta de feria. Pero, ¿sabe lo peor? Mi Belén Esteban catalana dice que ahora, sea como sea, aunque no tengan nada (de nada) y para compensar la prisión preventiva, tendrán que condenarlo como mínimo a dos años. Porque si no, el escándalo todavía será más bestia. Y añade: "Y pasará igual con los presos políticos".
Y me lo remata con un "Y aquí lo dejo"...