Desde el Parque de las Exposiciones de Perpinyà hasta el centro de La Jonquera hay 43 kilómetros y 37 minutos de coche. Desde la parte correspondiente a Puigcerdà del puente sobre el río Raür hasta la parte del mismo puente de La Guingueta d'Ix hay 200 metros y dos minutos andando. Pero, sobre todo, entre una parte y la otra de la frontera administrativa hay un abismo. Y este sábado lo ha visto todo el mundo, incluidos aquellos a los que el patetismo constitucional les ha convertido en una mezcla de Mister Magoo y el rompetechos de Francisco Ibáñez. El dibujante no el cantautor.
Tres de los fugados, de los prófugos, de los huidos... concretamente los tres eurodiputados de JuntxCat, han pasado el fin de semana en Perpinyà. Como podían haber estado en Cervera de La Marenda, en Prats de Molló, en Ceret o en Hòs. Pero, en cambio, les habría sido imposible pisar Portbou, Molló, La Vajol o Canejan. En un lado, la Europa de la libre circulación donde la justicia aplica la ley con rigor. Y en el otro lado, la versión libre de la justicia de los de "si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos". En un lado, la ley que aplican todos los países de la Unión Europea menos uno. Y en la otra, este uno, un país judicialmente autárquico, con un Tribunal Supremo aplicando la ley como venganza y escarmiento de los disidentes.
Y claro los autores del concepto "ese golpista prófugo", se han encontrado con que hoy han tenido que enviar a Perpinyà periodistas, cámaras, fotógrafos y estrellas mundiales de la opinión como Arcadi Espada a cubrir un acto político del "golpista prófugo y sus secuaces" (por cierto, dicho con todo el amor y el respeto posible, como no puede ser de otra manera, la actitud postural de Arcadi me recuerda cada vez más al de Mister Magoo).
O sea, los medios de comunicación que desde hace dos años y medio le están llamando delincuente día sí y día también al President Puigdemont y que exigen su inmediata detención, hoy se han comido un mitin suyo que les ha sido servido acompañado de otras intervenciones como la de Marta Rovira, una de las otras prófugas peligrosas, o la del delincuente condenado y todavía no rehabilitado Oriol Junqueras, que pronto estará trabajando unas cuantas horas en la universidad de Manresa. Y se lo han comido teniéndolo a 5 metros de sus narices.
No puedo evitar imaginarme a los pobres Arcadis, a los que hoy les ha tocado infectarse de hedor a tractòria, mirándose aquello y, mientras se pellizcaban repetidamente sus partes blandas, pensando: "¿Dónde están las euroórdenes cuando más las necesitas?". Ellos (y ellas), con aquella mirada de desprecio, de superioridad moral, en definitiva, de Cayetanismo, perdida en el horizonte buscando una explicación a su fracaso, y a su alrededor la normalidad de 100 mil personas (o las que hayan sido) apoyando a quien puede pasearse tranquilamente por toda Europa menos por España, porque como decía aquel eslogan creado el año 1960 por Manuel Fraga, "Spain is different"
Tiene que ser muy duro odiar a alguien con todas tus fuerzas, por lo que representa, y que este alguien, con tres cañas, un cordel y un Gonzalo Boye, te construya un edificio jurídico tan sólido que la potentísima apisonadora de un estado no ha podido hacerle ni cosquillas. Y, además, tener que tragarte un mitin suyo en Perpinyà, rodeado de indepes adoctrinados que te dan asco, tener que escribir una crónica y después volver sin poder parar ni a mear porque los 100 mil vuelven contigo y todo está a petar de gente.