Julio de 1985. Nueva Zelanda. Greenpeace lleva a cabo una campaña contra los ensayos nucleares franceses en la zona. Los servicios secretos galos, siguiendo órdenes de François Mitterrand, ponen dos bombas en el Rainbow Warrior, el barco que comandaba la protesta y que en aquel momento estaba anclado en el puerto de Auckland. Como consecuencia del atentado es asesinado el fotógrafo portugués Fernando Pereira y se hunde la nave que era el símbolo de la organización ecologista. El caso hizo dimitir al entonces ministro de Defensa, Charles Hernu, obligó al gobierno francés a presentar sus disculpas y acabó con la condena de 2 de los 12 agentes implicados en la operación. Ah, por cierto, uno de estos agentes colaboradores se llama Gérard Royal y es hermano de Ségolène Royal, que en aquellos días era pareja del actual presidente de la República, François Hollande.
Año 2016. El ministro del Interior del Gobierno español convoca en su despacho al juez encargado de la Oficina Antifrau y se dedican a conspirar. Durante la simpática conversación se dicen cosas como que han destrozado la sanidad catalana, escuchamos cómo la Fiscalía puede "afinar" filtraciones de informes falsos, escuchamos cómo pretenden fabricar la noticia de una hija secreta de Artur Mas y como lo dejan estar por ser demasiado inverosímil, escuchamos cómo conspiran para destruir a varios políticos catalanes "enemigos" y cómo buscan mierda contra Oriol Junqueras, escuchamos cómo pretenden fabricar informes contra Xavier Trias y filtrarlos a varios medios (el famoso caso de la famosa cuenta falsa)... Y no me alargo más porque quién más quién menos ha escuchado las grabaciones.
Año 2016. La justicia española no considera delito el contenido de esta conversación porque se ha grabado ilegalmente.
Año 2016. Se hace público que el Estado español ha pagado medio millón de euros de fondos reservados para obtener datos robados sobre la actividad de la familia Pujol en la banca andorrana.
Año 2016. Alejandro de Pedro, "experto en reputación online", reconoce que ha sido contratado por el CNI para "defender a España" en varias páginas independentistas y "difundir noticias positivas sobre la sociedad y la economía española" en páginas web y redes sociales. Vaya, lo que todo la vida le hemos llamado un trol intoxicador. La relación laboral entre el CNI y de Pedro ha sido registrada y documentada por la Guardia Civil.
Año 2016. Hace dos años que la sociedad catalana normal espera que la asociación unionista auto denominada Sociedad Civil Catalana justifique de donde salió el millón de euros que aparece en su memoria de 2014 como "ingresos". "¿Ingresos" de quién? ¿Cómo es que una entidad con 75 socios ingresa cerca de un millón de euros? Por cierto, la sociedad civil normal también espera que sea más sencillo de lo que lo es ahora encontrar en su web la memoria de 2015. No, que seguro que está, pero una terrible mala suerte provoca que encontrarla cueste tanto que no se encuentra.
Año 2017. ¿Qué más acabaremos sabiendo? ¿Dimitirá alguien? ¿En qué lugar esparcirán las cenizas de la difunta Operación Diálogo? ¿Qué uso tendrá el próximo año el actual despacho de la vicepresidenta española en la Delegación del Gobierno, quizás guardar las garrafas de la fuente de agua?
Pero volvamos al año 2016. Aprovecho para saludar a los servicios secretos que me estarán leyendo y les deseo, de todo corazón y sinceramente, Feliz Navidad, Feliz Sant Esteve (y que lo aprovechen para probar los canelones) y un 2017 muy feliz y, si puede ser, con muy poco trabajo. Y, de paso, querría compartir con ellos (y con ellas) una reflexión: ¿mucho mejor los trabajos de hoy en día que los de los franceses el año 1985, verdad? No tiene que ser agradable ir poniendo bombas a gente como nosotros, que ya han visto que en el fondo somos buena gente. Por no hablar de los GAL y de casos como el de Lasa y Zabala, a quien un general de la Guardia Civil ordenó asesinar y enterrar en cal viva.
Definitivamente, ¿mucho mejor trolear webs, verdad? ¿Y no hace tanta cosita como la sangre, no?