En la vida es muy importante ser coherente contigo mismo. Y el señor Daniel de Alfonso, exdirector de la Oficina Antifrau, lo ha sido. Y todavía lo es. Y me temo que lo seguirá siendo.
(Por cierto, pequeño inciso: encuentro especialmente sen-sa-ci-o-nal llamar "oficina" al departamento antifraude. Oficina es como decir despachito. Es como, "mire, vaya hasta el fondo del pasillo y al lado de la impresora, atraviesa el armario de las bayetas y allí verá unas escaleras de madera. Pues sube al altillo y allí está la oficina siniestra. Lo atenderá el señor con manguitos almidonados. Pero avíselo con tiempo para que salga del tarro de formol donde habita).
De Alfonso se hizo muy popular porque en vez de evitar el fraude, lo generaba. Cosa que tiene mucho mérito. Son famosas sus reuniones con Jorge Fernández Díaz para intentar inventarse pruebas acusatorias contra indepes. Los dos formaron el dúo que interpretó éxitos como "la fiscalía te lo afina", "nos hemos cargado la sanidad", "le he estado buscando una hija secreta a Mas y creo que no va a colar" o "he investigado al hermano de Junqueras y nada".
A raíz de todo aquello fue fulminado del cargo y enviado a Cantabria, donde sigue ejerciendo de juez. Y eso reconforta mucho. Sobre todo a quien ahora recibe su recta manera de hacer. Habría sido terrible que la ley perdiera una figura como él.
Pues bien, como usted sabe, la Sindicatura de Cuentas ha elaborado un informe donde se demuestra que en el año 2015, mientras tenía que combatir el fraude, el señor De Alfonso fue coherente con su actitud fraudulenta y se autoadjudicó ilegalmente el cobro de 69.092€. Además, incorporó personal a su departamento incumpliendo la normativa, su equipo no hizo ni la declaración patrimonial ni la de de actividades, no existía control horario de los trabajadores, le pagaron 42.687€ a un jefe de recursos humanos por un trienio generado mientras trabajaba en una empresa de La Rioja y aparecieron 14.058€ gastados en cosas como abonos del Liceo o sistemas de seguridad a cargo de una empresa de donde era directivo el expolicía Antonio Jiménez Raso y que tenía vinculaciones con el famoso excomisario Villarejo, relacionado con la Operación Catalunya. Y ahora respire. ¿Ya? Seguimos.
O sea, habría sido más rápido y sencillo hacer un informe sobre las cosas que hizo legalmente. Pero no se vaya que la diversión continúa. Eso es como el Port Aventura del fraude del antifraude.
De Alfonso cobró 14.076€ en dietas, pero lo más sensacional es que 5.046 de estos euros los cobró dos veces, como dieta propiamente dicha y presentando también la nota del restaurante. Aparte, también presentó otras facturas de festines por valor de 20.868€. Pobre, debía tener hambre. Debe ser aquello que le llamamos "un hombre de vida".
Y, claro, cuando comes tanto acabas sufriendo por la salud. Eso lo impulsó a contratar, pagando Antifrau, un seguro de vida por el cual pagó 483€. Y el comprobante que le dieron seguramente lo guardó dentro de un maletín de 899€, dentro del cual también debieron ir las fundas de móvil y tableta por valor de 153€ o los libros por valor de 800. Seguro, cartera, contenido y señor De Alfonso se movieron por varios lugares pagando 2.100€ en taxis y coches de alquiler. Vaya, una fiesta antifraude total.
Ah, por cierto, si finalmente la sentencia por toda esta malversación fuera desfavorable para el señor Daniel de Alfonso, tendría que devolver el dinero, sí, pero el comportamiento no tendría ninguna responsabilidad penal. Efectivamente, todo muy coherente.