Subo la persiana y todo está de color marrón. De la ventana hacia afuera, quiero decir. Resulta que esta noche ha llovido barro. En circunstancias normales, las empresas que limpian coches estarían en un bar brindando por la noticia. Pero como en la nueva normalidad la circulación es escasa, el porcentaje de barro por coche también lo es, hay poco a limpiar y, por lo tanto, poco a celebrar. De hecho, la mayoría del país todavía está en la fase cero (que es la 1), o sea que para no haber no hay ni bares abiertos donde ir a celebrar nada. Ni siquiera aquello que no sucede.
La noticia del día es la presentación del resultado de los estudios serológicos hechos para saber cuántos españoles han pasado la Covid-19. El resumen es que sólo un 5% de la población tiene anticuerpos. Por lo tanto, un 95% no ha pasado la enfermedad. Eso quiere que: 1/ Quedan millones de personas por contaminar y 2/ Este virus afecta un pequeño porcentaje de la población, pero causa muchas muertes. Es lo que los expertos denominan la tasa de letalidad o el número de muertes en una población de individuos afectados por una enfermedad, por unidad de tiempo.
Ahora mismo los ignorantes nos estamos haciendo la pregunta de si estos resultados son positivos o negativos. Si hay tanta poca gente contaminada, ¿quiere decir que muchos millones estamos muy expuestos todavía a sufrir la enfermedad y entonces adiós a las fases 2 y 3, o al ser un virus que contagia a poca gente, pero con mucha fuerza, eso permite un cierto retorno a la normalidad con grandes medidas preventivas? Por suerte, este jueves radios y televisiones entrevistarán a expertos (y expertas) para que nos lo expliquen. Son las personas que estos días llenan horas y horas de contenido en los medios explicándonos qué está pasando y por qué. Son gente sabia y que saben mucho. Pero son didácticos y explican las cosas para que las entendamos. Incluso yo. Pero, sobre todo, lo hacen con prudencia y humildad. No opinan, exponen y desarrollan. No presuponen. No especulan. Lo que es, es, y lo que no, dicen que lo ignoran o que no está comprobado y no se meten en jardines. Hablan tan diferente de la gente que normalmente aparecemos en los medios. ¡Pero tanto! Tenemos que aprender tanto de estas personas. Sí, si, aprender de lo que saben de su especialidad pero, sobre todo, de la manera de dirigirse a la gente y decir cosas interesantes y útiles. Quizás un nuevo formado mediático poscoronavirus podría ser: "Hoy traemos a alguien que sabe de lo que habla".
A la espera de la respuesta a la pregunta del día, servidor de usted ha aprovechado para ir a comprar. He descubierto que los miércoles son el mejor día. Sí, porque la gente que el fin de semana ha vaciado despensa y nevera, las rellena el martes y para volver a llenar de cara al siguiente fin de semana, se ponen a ello a partir del jueves. Como ve, una teoría sólida que demuestra lo que le decía unas líneas más arriba. Pero entre la poca gente que había comprando (poca en relación a otros días, mucha en relación a semanas pasadas) he observado que la mayoría estaba en las colas de las ferreterías. Un día, con tiempo, iré a preguntar qué van a comprar. En cambio, cuando he ido al bar de mi mercado, en aquel momento yo era el único cliente. Han vuelto a abrir y, después de dos meses, por fin he podido tomar... ¡¡¡un café con leche de bar!!! ¡POR FIN ¡Que sí, el café de casa bla, bla, bla, pero el de bar es ¡IN-SU-PE-RA-BLE! Y cuando sea posible ir a comer el bocadillo... ¡será ME-MO-RA-BLE!
Pero ya que estamos en el mundo de las cosas insuperables y memorables, hablemos de ir a comprar fruta y verdura. Te hacen poner unos guantes de plástico, aunque en muchos sitios se les han acabado. Y entonces te dan dos bolsas normales para que pongas las manos dentro. Naturalmente, ni se adaptan, ni se aguantan, ni tienen ninguna adherencia, ni nada. Y provocan calor. Y lo más terrible es que con las manos donde tienes unas bolsas que huyen solas, tienes que abrir las otras bolsas, las que has de menester para depositar la compra. Esta maniobra, la de despegar los dos lados de la punta de las bolsas de plástico que se abre, que ya es difícil realizar a mano desnuda, con la mierda de plásticos que te van cayendo es materialmente imposible. Total, que al final acabas abriendo las bolsas y tocando la fruta y la verdura con las manos desprotegidas. Un despropósito.
Volviendo de comprar me he estado mirando con calma esto que está pasando desde hace dos días en algunos barrios de la "zona nacional" de Madrid. Sí, hablo de estas manifestaciones convocadas por no se sabe quién, pero en las cuales todo el mundo va con muchas banderas españolas, suenan himnos legionarios y se gritan consignas que podríamos llamarlas... ¿ultraliberales extremas? Sí, como sucede en algunos lugares de los EE.UU., el extremo centro ocupa las calles con la excusa de defender la libertad y los derechos civiles, que ya tiene cojones la cosa (y disculpe haber dicho cosa). El voxismo constitucional se ha convertido en apologeta de la denuncia del totalitarismo del poder, dice que basta de confinamiento y reclama la aplicación del concepto que popularizó Aznar, padre espiritual de la cosa:
Si yo quiero salir de casa, salgo. Y si me encuentro el virus, le rompo la cara. Porque "pacojones el menda". El problema es que algunos de estos todavía no saben que el virus no tiene cara, y eso complica bastante que le pueda ser rota. Sería juicioso que se lo preguntaran a Javier Ortega Smith. Me temo que él les podría hacer un resumen bastante detalladito de la cosa. O si no quieren ir al hospital a molestarlo, quizás pueden aprender de los sabios (y sabias) que tienen la generosidad de compartir con nosotros sus conocimientos, y de quienes hablaba más arriba. Eso sí, siempre que oír a alguien sensato no les provoque un efecto indeseado consistente en un repentino estallido de la cabeza. Por falta de costumbre.