Subo la persiana y el día empieza como ayer. O sea, mucho sol, mucha calor y la muerte de otra persona que me apreciaba mucho y que, además, formaba parte de mi paisaje profesional. En este caso el periodista Xavier Foz. Realmente la lista empieza a ser demasiado larga. Cómo me decía ayer alguien que estos días lo ha visto todo desde primera fila: "Se nos está muriendo una generación".
Si usted tiene una edad quizás recuerde Xavier Foz porque hacía de juez en un programa de TVE de finales de los años 80 del siglo pasado donde Ricard Fernàndez Déu era el defensor y Javier Nart el fiscal. Se llamaba Tribunal Popular y llegaron a "juzgar a Jesús Gil:
De las personas que he conocido, él era uno de los tipos con una risa más visual. Era un espectáculo. Como tenía una cara de rasgos muy marcados y era muy expresivo, cuando una cosa le hacía gracia, y eran unas cuantas, los ojos se le salían de las órbitas, la boca se le abría como uno paraguas, la cara se le congestionaba y entonces estallaba en una sonora risotada de aquellas con la o. Y mientras reía, te miraba fijamente y se acercaba a ti hasta prácticamente ponerse a un palmo. Con su eterno puro entre los dedos. Sí, porque entonces en las redacciones y en los estudios de radio fumaba. También puros.
Tuve la oportunidad de trabajar tres temporadas (de 1989 a 1992) como redactor en el matinal que él dirigía y presentaba en Ràdio 4. Y aprendí mucho. Muchísimo. Era un periodista de aquellos que les llamaban de la "vieja escuela", que traducido quiere decir, más o menos, que tenía una cultura bastísima. Cuando no existía google, gente como Foz en una redacción hacían la misma función. Y también era aquello que le llamaban "un gastrónomo". Pertenecía a la generación y al grupo de históricos como Lluís Bettonica, Máximo Fernàndez, Xavier Domingo o Nestor Luján y conocía todos los restaurantes donde elaboraran alguna cosa interesante. Con él conocí el mítico Motel de Figueres. Espero que, igual que con el resto de gente que he ido perdiendo estos días, algún día sea posible reunirnos unos cuantos de los que les apreciábamos, y de momento sobrevivimos, y recordarlos.
Pero el resto del día también ha sido una repetición de muchos otros. Y podría volver a describirlo con la expresión titulada "yo, es que definitivamente me he perdido". La Catalunya Amontonada pasaremos el lunes a la Fase 1. Pero como BCN ciudad es una región sanitaria separada, ahora resulta que los barceloneses no podrán salir de la capital. Por lo tanto, si no lo solucionan haciendo algún invento extraño, a un servidor, des de Badalona estando, podrá ir a Granollers, a Caldetes, a Premià o a Sabadell y ellos tendrán que quedarse en la Barceloneta con el señor aquel que camina por el suelo como si fuera Spiderman.
Y mientras, en la Catalunya Holgada ya pasarán a Fase 2, una situación donde todo está más o menos claro, al contrario de lo que sucede en los municipios de menos de 10 mil habitantes. Sí, porque allí ponen en marcha la famosa maquinaria del caos que hace imposible saber que narices puedes hacer y qué cosas no. El BOE publica hoy que estos pueblos quedan liberados de las franjas horarias, pero aparte de cumplir el requisito de la población censada también tienen que tener una densidad de menos de 100 personas por kilómetro cuadrado. ¿Eing? O sea, 9.999 con mucho campo para correr, adelante, y 9.999 en un término municipal pequeño, mantienen las franjas por edades. ¿Y qué sucede con pueblos con 9.999 censados pero con 9.999 no censados y que están allí? Buena pregunta. Las normas las aplican a "personas empadronadas o que haga 14 días que residan allí, no a las personas que estén de paso". Y ahora viene la siguiente pregunta: "¿Cómo se puede saber si una persona hace 14 días, 23, 8 o una hora que está, por ejemplo, instalado en su segunda residencia? Lo siento, no tengo la respuesta a esta pregunta.
Pero no se vaya todavía porque "quedan fuera de esta orden los municipios de menos de 10.000 habitantes que tengan un casco urbano consolidado pegado a otro municipio mayor, o que la suma de las dos localidades sea superior a las 10.000 personas". Si ahora lo que usted me pregunta es qué quiere decir exactamente el concepto "pegado" y a partir de qué medida se considera que un casco urbano consolidado está "pegado" o no a otro colindante, tengo que decirle que la respuesta es... ¡LA GALLINA!
Bueno, aunque una opción puede ser preguntárselo a Sergio Dalma, que cantaba aquello del "Bailar pegados" y quizás él tiene la medida exacta de lo que es "pegados".
Y con respecto a los restaurantes, está todo muy clarísimo. ¡Muuucho! Como ha quedado demostrado enl Catalunya Migdia de Catalunya radio cuando Óscar Fernàndez ha hablado con Daniel, propietario del restaurante El Colom de Moià:
Estoy ya nervioso para saber qué nueva normativa sacarán mañana para provocar el desconcierto entre unos ciudadanos que ya hace días no sabemos qué podemos hacer y qué no podemos hacer, ni donde, ni cuando, ni con quien, ni por qué. Ni por qué no.