¿Sabe aquello que sólo pasaba en Catalunya y que era consecuencia del cierre del ocio nocturno? Pues ha sucedido en Madrid y con las discotecas completamente abiertas. ¡Vaaaya! Macrobotellón en el Parque del Oeste de Madrid con miles de jóvenes y un balance final de cincuenta y cinco detenidos. Veintiuno por desórdenes públicos, doce por robo con violencia, cinco por riñas tumultuarias, tres -uno de ellos menor- por apedrear un vehículo de la Policía Municipal, dos por atentado contra agente de la autoridad y el resto no consta. Ha habido nueve heridos por botellazos, diez atendidos por comas etílicos y dos agresiones sexuales (desconozco por qué ya no les llaman violaciones). Al día siguiente las redes hierven. No por la "fiesta" sino para poder utilizarla políticamente.
En un lado la ultraderecha y sus gurús mediáticos escribiendo cosas como: "Diez MENAS magrebíes agreden dos chicas en el macrobotellón", "Grupos de marroquíes o de origen magrebí vinculados a bandas con cuchillos y machetes violando y apaleando gente", "Al final hará falta montar grupos de búsqueda por Madrid, atrapar a esta gente y darles lo que se merecen. Ninguna protección y justicia todavía menos, así que habrá que tomársela por nuestra cuenta". ¿La fuente de todas estas afirmaciones y centenares de parecidas? Una noticia de El Mundo sobre los hechos donde en uno de los párrafos podemos leer: "La mayoría de los arrestados por robo son marroquíes o de origen magrebí y están vinculados a bandas que se dedican a asaltar a los jóvenes que van a beber". No hay ninguna otra fuente de información sobre el origen de la mayoría de detenidos. El ABC, otro medio que publica pieza en su edición digital afirma que "Fuentes de toda solvencia indican a este diario que los violentos son los grupos que se vienen detectando en las últimas semanas, que, de manera organizada, van a estas masificaciones de gente para robar a los jóvenes carteras y móviles e incluso reventar escaparates y llevarse cosas de comercios".
Y en el otro lado gente que se define como "de izquierdas" afirmando que: "Madrid cada vez se parece más a Magaluf. Ayuso lo ha conseguido. Almeida lo ha permitido", "Sábado noche de libertad en la capital. Es el Madrid de Almeida y Ayuso, "La libertad de Almeida y Ayuso era eso, una ciudad sin ley. Madrid, capital cultural de la delincuencia" o "La libertad de Ayuso y Almeida hacen de Madrid un estercolero".
Y servidor de usted se pregunta: "¿Pero, no habíamos quedado en que los incidentes que sucedían aquí eran culpa del President Torra que animaba a la gente a manifestarse, de Ada Colau que quiere destruir la ciudad y de los indepes que traen a miles de magrebíes para convertirlos a la causa?". Pues se ve que no, que la culpa realmente es de Díaz Ayuso y de Martínez-Almeida. Y entonces servidor hace una segunda pregunta: "¿Y no puede ser que la culpa no sea de ninguno de ellos (ni de ellas ni de ellis) y un poquito de todos (y de todas y de totis)?". Y, tercera pregunta: "Puede ser que los que provocan los incidentes también tengan mucha culpa?". Una cuestión que nos lleva a la cuarta pregunta, que es doble: ¿"En vez de que unos y otros usen estos hechos para hacer politiqueo baratito, nadie piensa hacer nada para solucionar el problema? O es que ya les va bien tener estas situaciones para ir desgastando al enemigo político y mientras señalas el otro, tú evitas mojarte?". Y ahora vuelvo a la pregunta tres. Una minoría de jóvenes con unas tipologías y unos orígenes concretos hace tiempo causan incidentes violentos en las grandes ciudades. ¿Nadie piensa hacer nada? ¿Las únicas opciones son criminalizarlos o afrontar la situación con el lirio en la mano? ¿No hay una "tercera vía" consistente en tomar medidas y evitar: 1/ Una violencia, que puede ir a más y 2/ Dar una oportunidad a estos jóvenes a ver si algunos la pueden aprovechar?
Y finalmente, una vez más, y gracias a estos incidentes, el debate no vuelve a ser por qué el ocio y la socialización de miles de jóvenes consiste en emborracharse cada fin de semana en medio de la calle. Y, claro, sin debate, las soluciones son imposibles.