Uno al día, por lo menos. El anuncio, de la época boomer, hacía referencia a los plátanos. Hoy es aplicable a algún dato negativo sobre el uso del catalán. Ya he perdido la cuenta de los estudios presentados los últimos tres meses -por decir una cifra- que indican que nuestra lengua pierde presencia en todos los ámbitos. Y no seré yo quien le explique ahora qué está pasado porque 1/ Hay mucha gente que sabe mucho más del tema y 2/ Usted tiene ojos y orejas y se da cuenta de la realidad, como mínimo, igual que un servidor. Ahora bien, puestos a resumir, la cosa sería que el mundo cambia a una gran velocidad, que lo hace en el sentido de uniformizar el consumo de ocio cultural y que aquí las lenguas minoritarias tienen mucho a perder. Pero hay más.
Sí, es cierto que España, a pesar de tener una lengua + otras tres reconocidas, es un estado conceptualmente monolingüe y se aplica el ya famoso "¿Si nos entendemos en español, pa qué nos vamos a complicar la vida, verdad?". Y también es muy cierto que el unionismo radical ha usado la lengua para dividir a la sociedad, para asimilarla a unas determinadas ideas políticas y para sacar un rédito político. Y que esto lo ha hecho con mucho recursos económicos y, sobre todo con la ayuda de muchos medios de comunicación. Tanto en Madrit (concepto) como aquí. Y, en parte, han conseguido su objetivo. Y también hay muchas otras causas que van sumando. Ahora bien, ¿nosotros lo hemos hecho todo bien? ¡No!
Tenemos los integristas de lo que nunca más volverá a ser, que van por el mundo riñendo a todo bicho viviente que no sigue una pureza inmaculada y que lo hacen sin ningún tipo de empatía ni flexibilidad. Creen que salvan alguna cosa y lo que hacen es convencer mucho a cada vez a menos gente que cuanto más convencida está más minoritaria es. Y, sobre todo, provocan anticuerpos en la inmensa mayoría. Paralelamente tenemos una manera de enseñar el catalán a las criaturas a base de meterles con un embudo gramática y reglas más espesas que unas albóndigas de cemento.
No, el catalán no es un idioma "simpático" que apetezca aprenderlo. Ni se ve como alguna cosa útil para trabajar y vivir en el país. Los adolescentes, en general, tienen una vida "divertida" en castellano o incluso en inglés y ven el catalán como aquello aburrido que es una obligación a la que no le ven el sentido. Y si no reconocemos que esto es así, por muy duro, triste, injusto que creamos que es, no empezaremos a intentar encontrarle soluciones. Y muy importante, cambiar la tendencia no pasa por hacer lo mismo que hicimos en los años 60, 80 o en los dos mil. Estamos en el 2021 y la realidad es que ha llegado la máquina de vapor y nunca más habrá diligencias. Por mucho que nos enfademos. Y si queremos sobrevivir, la estrategia no es lanzarle piedras a la máquina, porque no sólo es de hierro sino que es el futuro. Guste o no.
Pero quizás parte de este futuro se debe construir mirando el pasado. Observe este vídeo que colgó en twitter la cuenta @DoblatgeCatala:
Es David Broncano, humorista, monologuista, cómico o como le quiera llamar. Presenta el programa La Resistencia en Movistar+ y es un referente para un cierto público joven que consume entretenimiento en español. Que un niño como él viera Bola de Drac en catalán sin saber qué lengua era, emitida por TV3, en un pueblo de Jaen y que no-se-cuántos años después todavía cante la canción en nuestra lengua quizás señala un camino. Claro que hoy es mucho más difícil porque todo es más uniforme y acceder a los canales de comunicación cuesta más cuando eres una manchita en el mapa y, además, ni eres un estado ni tu Estado te defiende porque bastante tiene con lo suyo.
Pero antes hay que trabajar las escuelas. Los profesores tienen que convertirse en plantadores de la semilla, pero desde la empatía. Y detrás tiene que haber un proyecto, un plan, una idea, alguna cosa potente que empiece a revertir la tendencia. La Norma o la Queta de ahora mismo. El catalán no tiene que ser una imposición sino un juego. Tiene que ser entretenimiento, diversión, modernidad, alegría. Es hoy cuando tenemos que iniciar el cambio de tendencia que genere que dentro de 10 años haya muchos broncanos. Sobre todo aquí, pero si en Jaen, en Totana o en Trujillo hay miles de jóvenes que ven nuestra lengua como una cosa positiva, quizás se conviertan en embajadores de la normalidad. Que al final se trata de eso. NOR-MA-LI-DAD...