Al final resultará que Emérito I El Huido también copió en un examen. Con todo lo que sale sobre él, ya sólo faltaría eso y saber que le robó la dentadura postiza a un jeque árabe. Para revendérsela. Y lo más interesante es que toda la mierda aparece en medios "amigos" que han decidido jugar esta partida. Ahora falta saber buscando qué. Porque aquí -o en este caso, mejor dicho allí-, cuando se trata de negocios y poder no conocen ni a su madre.
La novedad del día es que la Fiscalía del Tribunal Supremo (¡OJO!) califica a Emérito I El Huido de "comisionista internacional", un título que todavía no tenía. Y por allí revolotean aun las acusaciones de "blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, soborno y tráfico de influencias" y el recordatorio de que parte de las comisiones cobradas por el "comisionista internacional" fueron transferidas "a cuentas de miembros de la familia real o a personas de su entorno más próximo". ¡Han cantado bingo! ¿Algún bingo más?
Por lo tanto, "comisionista internacional" sería el genérico que cobija otras comisiones ya conocidas como las de la venta de armas a los países del Golfo y de petróleo a España y las de las obras del AVE a La Meca. Pero deja aparte gestiones como las publicadas las últimas horas y según las cuales el año 1975, con Franco en la cama muriéndose, la Marcha Verde en pleno funcionamiento y un plan de la CIA financiado por Arabia Saudí para quitarle el Sáhara en España, el Emérito negoció en secreto con el Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger entregar aquel territorio tan rico en materias primas al Marruecos de Hassan II a cambio del apoyo de los EE.UU. a su reinado. O sea, la traición a los saharauis ya tiene su señor X. Y por la puerta grande.
Y mientras esperamos a ver qué será lo siguiente que se filtrará y a qué medio y que, como siempre, coincidirá con un nuevo intento del padre de Felipe VI de volver a España, hoy hemos pasado un ratito muy entretenido viendo cómo algunos intentan un Mag Lari-Mago Pop-Enric Magoo haciendo desaparecer esta noticia e intentando hinchar un nuevo Hans Christian Andersen-Hermanos Grimm que, esta vez, ha publicado el "prestigioso" rotativo The New York Times. Inspirándose en aquel mítico informe de la Guardia Civil de los 100 mil soldados rusos invadiendo España con 100 mil patinetes eléctricos circulando por una acera de BCN, se afirma que personas del entorno de Carles Puigdemont como Josep Lluís Alay y Gonzalo Boye "mantuvieron contactos frecuentes con personas próximas a la inteligencia y al mundo de los negocios" de Rusia. ¿Y sabe para qué? Para "conseguir complicidades y vías de financiación para el movimiento independentista o un futuro estado catalán". Ah, y para organizar Tsunami Democràtic. Bien, y supongo que aparte -y ya que estaban- también aprovecharon para intentar obtener la receta de la ensaladilla rusa y la del bistec ruso, este última -por cierto- un manjar que se ha perdido mucho, cosa que es una lástima.
La duda es si el gol que le han colado por la escuadra al "prestigioso rotativo" ha sido en propia portería o fruto de un trallazo de 40 metros que se han comido. Es decir, si los responsables del diario 1/ sabían o 2/ no que estaban publicando mercancía averiada. Si la opción correcta es la 1, alguien debería explicarnos por qué ese diario juega a este juego y con qué objetivo. Y si es la 2, habría que saber qué mecanismos de control tienen en "el prestigioso" que se les cuelan guiones de humor nivel Arévalo y Bertín en la obra "Mellizos". Sobre todo porque es que ni siquiera la fiscalía le da ninguna credibilidad a la manía de un juez empeñado en encontrar vida en Raticulín donde rusos disfrazados de sardanistas beben ratafía en el tren de cremallera de Montserrat mientras planean invadir Catalunya en Miniatura.