El Estado español ha sufrido hoy otro revés. Con la mano abierta. Del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos (TEDH). Y sí el TEDH defiende que quemar fotos del Rey español forma parte de la libertad de expresión y del derecho a criticar la institución, pero también dice otra cosa muy importante. Dice que la aplicación del delito de odio, esta moda a la que tan alegremente se apunta últimamente la justicia política española, es una manera de censura. O sea, lo que dice el TEDH va más allá de la simple libertad de expresión y se adentra en el uso que el Estado hace de este delito para impedir el libre ejercicio de la crítica y para coartar la libertad de los ciudadanos a la disidencia.
Ah, por cierto, antes de seguir, pequeño inciso... A un servidor eso de quemar fotos o banderas no le encuentra ningún interés ni ninguna "gracia". Quizás plásticamente queda muy bien y quizás tiene un efecto visual muy potente, pero soy de los que considera que puestos a criticar, al menos trabajémoslo un poquito, ¿no? Que todo se solucione con una cerilla o un mechero y pim-pam, hombre, me parece escaso. Ahora bien, oiga, como si quieren quemar una churrascada. Que yo no le encuentre el qué, no quiere decir que no defienda que quien quiera hacerlo, pues adelante.
Pero, volvamos a la cuestión. Hoy una compañera de profesión, Helena García Melero, me preguntaba: "¿Le compensa al Estado tener que ir pagando multas y sufrir el descrédito de ir recibiendo reveses de la justicia democrática?". Pues mire, sí. ¡Por supuesto! La respuesta de hoy del TEDH llega 11 años después de los hechos. En el caso que nos ocupa se trata sólo de recuperar el importe de una multa y cobrar la indemnización correspondiente. Nada grave. Pero imagine que este retraso llega con una prisión provisional. O con una de definitiva.
Y me estoy refiriendo, evidentemente, al juez Llarena y su decisión de mantener encerradas a cuatro personas por tres delitos que todos sabemos, él incluido, que no se sostienen por ninguna parte. ¿Cuántos años pasarán Junqueras, Forn, Sánchez y Cuixart en la cárcel sin juicio? ¿Y con el posterior juicio donde se añadirá el resto de Govern, la Mesa del Parlament y vaya usted a saber cuántas personas más? ¿Qué le importa al Estado si dentro de 11 años alguien les dice nada? Es ahora cuando han decapitado el liderazgo indepe y han impedido que sea president de la Generalitat quien ha decidido el pueblo de Catalunya. Lo que suceda dentro de 11 años, faltan exactamente 11 años para que pase.
Pero es que el efecto y rendimiento del "Llarenismo" es todavía más importante desde el punto de vista político-social. Envía un aviso al resto de ciudadanos: "portaos bien porque si no, os encerraremos también a vosotros. ¿Por qué? Porque nos sale de las narices. ¿Si lo hacemos con el vicepresidente de un gobierno, con un conseller de Interior y con dos líderes sociales, qué no podemos hacer contigo, desgraciadito? O sea que, vigila. Y dentro de 11 años, búscanos". O dicho de otra manera: dentro de 11 años, todos calvos.