Erwin Schrödinger es físico. Y para demostrar que una cosa puede ser cierta o puede no serlo a la vez, propuso un experimento. Cogió una caja de acero cerrada herméticamente y dentro puso un gato vivo, una sustancia radiactiva, un recipiente con ácido cianhídrico (un gas más tóxico que la mayonesa de la ensaladilla rusa de según qué bares) y un contador Geiger.

La cosa consistía en que la sustancia radiactiva estaba preparada para que existieran un 50% de posibilidades de que uno de sus átomos se desintegrara y un 50% que no. Si sucedía que sí, el contador accionaba un mecanismo que rompía el recipiente, el gas se liberaba y el gato moría por su efecto.

Por lo tanto, mientras la caja estuviera cerrada y no supiéramos qué había pasado en su interior, el gato estaba vivo y muerto a la vez. Sólo abriendo la caja era posible asegurar que el gato estaba sólo vivo o sólo muerto.

Pues bien, hoy en el Parlament hemos cambiado el gato por los 4 diputados de Junts per Catalunya que, o bien están en prisión o bien en el exilio: Carles Puigdemont, Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull. Dependiendo de a qué diputado de qué partido preguntaras, los cuatro están suspendidos. Dependiendo a qué diputado de qué partido preguntaras, los cuatro no están suspendidos. Y Schrödinger llamando a los pasillos de la cámara pidiendo más información sobre este fenómeno de la física cuántico-política.

Y ahora viene cuando se supone que un servidor, que ni es físico ni nada, tiene que explicarle cómo hemos llegado a superar el experimento del gato. Va, voy a intentarlo. Primero lo intentaré con este vídeo:

¿No? ¿Estamos igual? Bueno, pues ya lo intento yo. Con una probabilidad de fracaso del 100%.

Había una vez un juez muy malo, muy malo que se inventó una cosa muy mala, muy mala para poder suspender los derechos de los diputados que consideraba malotes y golpistas. Pero antes de eso, estos diputados, como ya estaban en la prisión (preventiva) o bien en el exilio y no podían votar, ya tenían su voto delegado. Eso quiere decir que en cada votación, una persona de su grupo parlamentario votaba en su nombre.

Pero resulta que, para no cambiar las mayorías parlamentarias, cuando este juez suspendió a estos diputados permitió que conservaran su derecho a votar en el pleno, pero reconociendo que estaban suspendidos. Sí, eso no lo entendieron ni los niños de Raticulín, pero fue así. Total, que los dos grupos a los que pertenecen estos diputados, Junts per Catalunya y Esquerra, consideraron la decisión judicial de dos maneras: los primeros diciendo que no acataban la decisión y defendiendo que los diputados no estaban suspendidos, pero aceptando que les retiraran el sueldo, con lo cual reconocían de facto la suspensión, y los segundos acatándola pero sin decir exactamente que la acataban, y todo para proteger al presidente de la cámara de posibles decisiones del juez ya citado causadas por el no acatamiento de la decisión. Eso fue en julio. Y hacía tanto calor que se decidió congelar el tema.

Pero este lunes llegó el momento de descongelar el monstruo dormido. Claro, había llegado el Debate de Política General y había que votar. Y, por lo tanto, había que poner aquello de julio en el microondas para deshacer el hielo. Y entonces se inventaron el famoso acuerdo de dos puntos que aprobaron el miércoles en el pleno de la mañana y que, resumido, sería: decimos que no acatamos lo que dice el juez y decidimos que los grupos afectados puedan designar, si así lo quieren, otro miembro del grupo para que vote por los diputados suspendidos, que de hecho es reconocer que están suspendidos, pero eso no se lo digan a nadie.

Seguidamente, los dos diputados de IEsquerra Oriol Junqueras y Raül Romeva presentaron un escrito delegando su voto en el presidente del grupo parlamentario, Sergi Sabrià. Pero Junts per Catalunya, considerando que los diputados no están suspendidos, evitó dar este paso alegando que sigue en vigor la delegación ya realizada antes de la decisión del juez y que es la manera de demostrar que no aceptan la decisión del juez.

Y ahora ya estamos situados en la mañana del jueves, día en que se tenía que votar en el pleno y, por lo tanto, hacer efectivo el acuerdo del día anterior. Pero, como que había un acuerdo pero dos versiones del acuerdo (la de Junts y la de Esquerra) aquí han empezado las discrepancias. Total, que el pleno previsto para las 12 se ha suspendido y se han iniciado las negociaciones para hacer posible el acuerdo votado el día anterior. Cuatro horas después ha habido fumata blanca y Eduard Pujol (Junts per Cat) y Sergi Sabrià (esquerra) han salido a explicar el acuerdo.

Problema: antes de salir ellos dos, y durante una hora y media, varios miembros de los dos partidos habían salido previamente a los pasillos del Parlament a explicar el acuerdo a la prensa. Y la prensa no entendía nada. Y la prensa preguntaba para aclarar. Y seguía sin entender nada.

Si unos sesenta periodistas preguntan y unos sesenta periodistas no entienden nada, es que tenemos un problema. Y este problema no es de los periodistas, que vamos justitos, pero somos capaces de entender una cosa si nos la explican durante una hora y media. La cuestión es que si lo que te explican los unos y los otros no tiene nada que ver entre sí y cuando preguntas, la respuesta es diferente dependiendo de quién responde, estonces es normal no entender nada, ¿verdad?. ¿Y cuando unos y otros tampoco te dicen las cosas claras sino que disertan sobre el acuerdo del documento que dice que se remite al acuerdo de otro documento de redacción barrocamente interpretable y a la decisión tomada antes o después de la comunicación del juez, según cómo y con dos huevos duros, pues la cosa tampoco no es sencilla, verdad?

El ejemplo es esta foto, donde se ve en primer plano al vicepresidente del Parlament, Josep Costa (Junts x cat) y a fondo del todo a Sergi Sabrià (Esquerra):

Ibas de un lugar al otro y lo que te decía el uno no tenía nada que ver con lo que te explicaba el otro. Ha sido aquí cuando ha aparecido la frase del día: no es lo mismo delegar el voto que designar a quien le delegas el voto. Porque se supone, que una cosa quiere decir acatar la decisión de Llarena y la otra no.

Y ahora usted me preguntará: "Pero oiga, los diputados están suspendidos o no?. Pues mire, si me hace el favor, llame al tal Schrödinger y que le pregunte a su gato. Sí, porque según a quién le preguntes, lo están, y según a quién le preguntes, no lo están.

Total, que ahora mismo el pleno continúa suspendido y seguramente se celebrará el próximo martes. Antes, pero, este viernes el gato volverá al Parlament para saludar a amigos, conocidos y saludados.