Pasa a veces. Tú fundamentas tus argumentos en un par de mantras que repites y repites y repites y, a base de tanta repetición, llega un momento que parecen sólidos. Pero la realidad es muy mala persona y, a veces, actúa como un boomerang. Tú lanzas con mucha fuerza mierdas que pretenden ser gambas de Palamós, langostinos de Sant Carles de la Ràpita o tallarines de Vilanova, y te vuelven en forma de lo que son: mierdas. Terrible.
Estamos a media semana y ya hay unos cuantos a los que la actualidad les ha pasado por encima. Y con balcones en la plaza del ayuntamiento. El boomerang les ha ido directamente a la boca y ahora recogen los dientecitos con una escobilla y una pala modelo pipican.
Mire que los que van por el mundo con la sierra eléctrica nos han repetido aquello de la Catalunya dividida. Aquello de la sociedad fracturada. Y aquello tan bestia y tan insultante para la sociedad catalana de que el enfrentamiento civil existente provocaría muertos (guardo los artículos y las declaraciones donde lo afirmaban). Madredediosbendito, qué frivolidad más inmoral. E indigna. E impresentable. Y totalmente descalificante para quien la excreta.
Y al final ha resultado que todos estos son 7 de 48. De 48 diputados que se eligen en Catalunya para representarnos en el Congreso, los de la Catalunya fracturada tienen 7 escaños. SIE-TE. O sea que, efectivamente, hay una fractura, pero es la suya. La que les ha provocado el boomerang de la realidad cuando ha impactado con su cara.
Son los mismos que vomitan bilis con el golpe de estado, la sedición, la rebelión y el bla, bla, bla. Se han pasado meses diciendo que subir a un coche con un megáfono para dirigirse a la gente que se manifiesta y decirles que se vayan a casa era un golpe de estado violento. Y el estado paralelo, en colaboración con los 7 de 48, hace un año y medio que tienen a dos personas encarceladas por subir a un coche con un megáfono.
Pero resulta que los 7 de 48 son los mismos que hace tiempo tienen un interés enfermizo con Venezuela, fenómeno incomprensible con un origen que quizás algún día nos tendrán que explicar. Y allí suceden cosas que pasadas por la realidad de aquí, les hacen quedar en ridículo. Una vez más. Como la del coche y el megáfono.
Mírese la foto de Juan Guaidó, autoproclamado presidente del país y de Leopoldo López, líder opositor. ¿Qué, la escena le es familiar, verdad?
Una imagen potente que explica muchas cosas. Y los medios amigos de los 7 de 48, defensores de que subir a un coche con un megáfono es un golpe de estado violento, tenían que publicarla. Porque era LA foto. Y lo han hecho. Pero claro, coche caca, coche malo, coche desmonta mantra de golpistas rebeldes y sediciosos, ¡COCHE NOOOOOOR!... ¿Qué hacemos? Pues adiós coche:
Vaya por dios, qué semana más terrible. Y todavía no se ha terminado...