Había una vez un café que fue para todo el mundo. Pero lo más interesante es que tú pagabas el café y el café se lo bebía otro. Es el concepto también conocido con nombres como "Ir a por lana y salir trasquilado" o "La gran estafa".
Le resumo el sistema: El Estado preautonómico cobraba unos impuestos al conjunto de ciudadanos y les daba unos servicios. Con la España autonómica, un invento creado para aguar las "particularidades" catalanas, vascas y gallegas, las autonomías ofrecían servicios, pero los impuestos necesarios para financiar estos servicios los seguía cobrando y gestionando el Estado. De tal manera que, pongamos por ejemplo, una autonomía A que se hacía cargo de la sanidad tenía que pagarla con el dinero que el Estado le apetecía transferirle y cuando le apetecía transferirselo. O sea, el Estado hacía doble negocio: se ahorraba pagar la sanidad de la autonomía A y, además, regateándole el dinero que le correspondía, lo ahogaba económicamente, generándole unos problemas que el Estado aprovechaba para decir aquello de: "Lo veis como esto de las autonomías no funciona". Y súmele a la fiesta que durante un tiempo el Estado tenía un dinero que no era suyo porque tenía que traspasarlo en las autonomías y que no traspasaba, pero del cual sacaba un beneficio moviéndolos en los mercados internacionales. Pero no se vaya aunque ahora viene lo más divertido.
Cuando llegó la crisis del 2010, el Estado prohibió a las autonomías financiarse en los mercados internacionales y las obligó a pasar por su caja. Y se inventó aquello del FLA (Fondo de Liquidez Autonómica). ¿Funcionamiento del FLA? Yo, ciudadano de la autonomía A, pago unos impuestos que van al Estado. Para poder pagar la sanidad, la autonomía A, la mía, le pide al Estado la parte de mi dinero que le corresponde para poder pagar la sanidad y el Estado se lo deja mediante un préstamo... ¡CON INTERESES! SEN-SA-CI-O-NAL!!! Muuucho más elegante que aquello del timo de la estampita.
Si quiere, esto lo pasamos a números. Y para que no digan, los números del País Valencià: el cálculo de los últimos años se cifra sobre los 3 mil millones de euros en intereses. ¿Qué, es negocio o no? Recuerde, estamos hablando del negocio de un estado que cobra los impuestos de las autonomías para ofrecer unos servicios que no ofrece y que les devuelve a las prestadoras de los servicios, las autonomías, con un recargo. Recargo que en el caso de Catalunya, cuando fue el caso, significaba un importe equivalente al gasto de la tercera/cuarta conselleria. ¡ME-MO-RA-BLE! "¡Rogamos que vigilen sus pertenencias!".
Por suerte hoy, y gracias a la generosidad que brota de la simpática campaña electoral, el Gobierno ha hecho un Mago Pop-Mag Lari-Enric Magoo y ha hecho aparecer 4.682 millones de euros para las autonomías y 821 para los ayuntamientos. A cuenta del pago correspondiente a este año. Por favor, haga la ola conmigo para agradecer este detalle tan bonito.
Y seguidamente, deposite 10€ para gastos de generosidad. Y prepare 20€ más para cuando los quiera recuperar.