Hace tiempo que Pablo Casado es como quien a las cinco de la madrugada va por la discoteca con el coche escoba pillando lo que sea. El problema es que la cosa cada día va a más y hay muchos momentos en que este hombre transita por la actualidad como un pollo sin cabeza. Es el problema de hablar tanto, que un día puedes haber pedido hacerle un 155 mirando a Cuenca a la variante ómicron y al día siguiente reivindicar que Manolo el del Bombo es música de cámara y ofrecer un solo con este venerable instrumento, pero usando la cabeza en vez de la mazo. Terrible. Eso último por el dolor que puede provocar. Básicamente.
Hoy mismo, sin que nadie le hubiera pedido, se ha metido él solito en un estercolero. Y lo más entrañable de todo es que el líquido le llega al cuello y él todavía ahora no se ha dado cuenta. Porque encuentra muy normal todo lo que ha dicho. Y este es el problema. Grave. Que sales diciendo que la Tierra es plana y te quedas tan ancho. Porque realmente piensas que la Tierra es plana. Y para afianzarlo das unos argumentos tan sólidos como Luuk de Jong jugando de titular en un equipo de primera división. De Finlandia. Observe una de las perlas de hoy, expresada originalmente en español, claro:
"Por qué a un médico, a un doctor en medicina, con la mejor capacitación para operar, que todavía es más sangrante porque el paciente está anestesiado, pues tiene el requisito de hablar catalán. ¿Y por qué un catalán puede ejercer la medicina perfectamente en León? ¿Por qué en Baleares y en la Comunidad Valenciana se está exigiendo la lengua para acceder a la función pública? Porque lo está permitiendo Pedro Sánchez".
¿Sabe aquella pretendida reflexión profunda dicha con expresión grave y que es tan marciana toda ella que no sabes por dónde empezar a destrozarla? Pues es exactamente eso. Y este es el problema, que no entienden, o no quieren entender, que de lo que se trata es del derecho a poder ser atendido en tu lengua. Y que va de respeto y de sensibilidad. Tan sencillo como eso. Lo ha resumido perfectamente Mijail Méndez en su cuenta de twitter: "Soy médico ahora con ejercicio en Cataluña, siendo mí lengua materna el castellano y puedo decir según mí experiencia que no se me ha obligado aprender el catalán. Es más lo estoy estudiando por respeto e interés hacia la lengua materna de mis pacientes".
Pero el guionista de Casado hoy ha desayunado de tenedor y la cosa debió ir fuertecilla de sal porque se ha bebido incluso el agua de los jarrones y la del depósito del limpiaparabrisas. De manera tal que después del médico catalán en León ha entrado por la puerta el chino de China y el desmentido de lo que había dicho instantes antes sobre el peligro que corre el español en Catalunya... ¡SEN-SA-CI-O-NAL! Observe, observe, el vídeo que han colgado los compañeros del Huffington Post:
Esto de Casado es aquella manía de querer encontrar un problema donde no lo hay. Alguien les ha dicho que la lengua les da votos y cada día tienen que regalarnos una cagaradita sobre el tema, olvidando que con esta misma política ahora mismo su partido tiene tres diputados en el Parlament y VOX once y que el PP catalán aporta dos tristes diputados al Parlamento español, uno de los cuales es Cayetana Álvarez Toledo, un insulto para los militantes del partido que hace años pican piedra en Catalunya.
Casado es como el famoso gag del programa de tardes de RNE, que no es que no hiciera gracia, que no la hacía porque era pésimo, sino que creyeran que hacían reír con la traducción al catalán del nombre de una serie coreana como el Juego del Calamar... ¡DESDE EL ESPAÑOL! Nacionalismo lingüista supremacista y excluyente, que cree que su lengua es el centro del universo y considera que está tan por encima de las otras que el mundo sólo tiene lógica si habla como ellos.