Resumen de lo publicado hasta ahora sobre los pactos postelectorales en BCN: la noche que supimos los resultados, Ernest Maragall se vio alcalde y pronunció un discurso como tal. Y Ada Colau pronunció un discurso de "hemos perdido y no seré la alcaldesa". Pero aquella noche Miquel Iceta llamó a Colau y le dijo que no se diera por vencida porque había alternativas.
A partir de aquí ha venido el juego de las sillas, con combinaciones tan diversas como imposibles (algunas): Esquerra-Comuns, Comuns-PSC-Esquerra, Esquerra-Comuns-Junts, Esquerra-PSC-Junts, Comuns-PSC-Ciudadanos, Comuns-PSC-Valls sin Ciudadanos. Pactos, algunos de los cuales ya nacieron difuntos, pobrecitos. Por aquello que cantaba María Dolores Pradera, pero aplicado a la política del “Devuélveme mi amor. Para matarlo. Devuélveme el cariño que te di. Tu no eres quien merece conservarlo. Tu ya no vales nada para mí. Devuélveme el rosario de mi madre y quédate con todo lo demás. Lo tuyo te lo envío cualquier tarde. No quiero que me veas nunca más”.
Quedémonos, pues, con los dos pactos más factibles, hoy por hoy.
1/ Esquerra-Comuns. Este plantea el problema titulado "¿Qué pasa con Colau?". Porque en este supuesto el alcalde sería Maragall, como partido más votado, y no parece que Colau se quedara haciendo de primera teniente de alcalde, ¿verdad? Pero entonces podría aprovechar para marcharse a rehacer la alternativa de unos Comuns sin candidato en el Parlament en unas elecciones más o menos próximas. Y allí, dependiendo de los resultados, quizás sumar un bipartito con Esquerra que permitiría a los de Junqueras acabar de hacerle la deseada OPA hostil a JuntsxCat y convertir a Colau en vicepresidenta.
El otro problema es cómo justifica Esquerra ante la opinión pública indepe no incluir en el pacto a JuntsxCat, actuales socios en el Govern del país y sobre todo socios en el proyecto "de país".
2/ Comuns-PSC-Valls sin Ciudadanos. Este es el pacto favorito de eso que llaman "las élites" de la capital y hace días que nos lo bombardean por Twitter, mar y aire. El objetivo es que BCN no tenga un alcalde indepe. Como sea. ¡Fíjese que incluso se ha ofrecido el gran Bou (PP)! Y en eso están. Los mariscales que guían a la tropa defienden desde sus privilegiadas atalayas que si Valls es élite, JuntsxCat también. Y no puede ser negarle a Colau el apoyo del "vallismo" y, en cambio, ver bien que Maragall pacte con la derecha de JuntsxCat.
La cuestión es que entonces este colauismo gran defensor de la clase obrera tiene que explicar por qué acepta el apoyo de la derecha rica y realmente poderosa del Ibex y demoniza la derecha catalana que va por el mundo con unos harapos y a quien el Estado quiere aplastar como sea. Y después tiene que convencer a las bases de que les compren el artefacto y que las bases no salgan corriendo.
Todo un trabajo de macramé muy entretenido visualmente y que promete grandes momentos. Sobre todo porque, como decía el gran sabio Josep Català: "Míreme la boca. ¿La ve? ¿Ve que la tengo pequeña? ¡Pues no pretenda que comulgue con ruedas de molino!".