Pedro Blanco ha entrevistado hoy en la cadena SER a Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial y Portavoz del Gobierno. Una parte de la conversación ha estado centrada en Catalunya. Y de lo que ha dicho, destaco este momento:

 

La parte del discurso relativa a donde están las líneas rojas del bla, bla, bla ya es un clásico que nos sabemos de memoria, como también lo es esto de que si los exiliados vuelven "les aplicaremos la Constitución y la ley". Simplemente decir que las repreguntas también son las de siempre: "¿Qué Constitución, la que interpreta a su gusto la mayoría de magistrados del TC a las órdenes del PP y que incluso denuncian los otros miembros del tribunal? ¿Y qué ley, la que varios organismos jurídicos europeos dicen que el Estado español ha vulnerado repetidamente, está vulnerando todavía a fecha de hoy y no hace pinta que deje de vulnerar? ¿La ley que incluso provoca que Amnistía Internacional se eche las manos en la cabeza cuando ve las sentencias"?.

Pero la gran novedad, fuera de carta, es este "Yo creo que deberían haber aprendido la lección". ¡SEN-SA-CI-O-NAL! Una vez más invocamos Bernd Schuster, nuestro filósofo alemán contemporáneo de cabecera, y su mítico "no hase falta decirt nada más". Pero en este caso acompañado de un "ministra, y luego me pone un chupito de cynar con grosella. Agitado, no removido". Individualmente no me había sentido tan amenazado desde el día que recibí una carta certificada de Hacienda. Y colectivamente desde que nunca llegaron a aprobar ninguna ley que prohibiera ensuciar nuestras vidas con el puto jarabe de Módena (que no el vinagre, que es otra cosa).

Entiendo pues que "aprender la lección" quiere decir que para el actual Gobierno, que en el momento de escribir esto qué usted está leyendo todavía no ha "matizado" la ministra portavoz, la reacción del Estado fue la correcta. Por lo tanto, PSOE y Podemos validan: 1/ La estrategia del PP, de primero dejar pudrir la cuestión sin mover ni un dedo y después ir a hostias con población que ejercía su derecho a la protesta pacífica, 2/ La decisión de usar los cuerpos de seguridad para inventar hechos que después eran judicializados por una fiscafina que centraba para que los jueces falderos remataran en plancha, 3/ La estrategia de enviar servidores públicos a mentir a un juicio, 4/ La maniobra de obligar a varios servidores públicos a que relacionaran ante un tribunal un movimiento que siempre ha sido pacífico con el terrorismo, 5/ La táctica del Estado, en connivencia con varios medios de comunicación, consistente en inventarse actividades violentas de personas para manipular la opinión pública, el relato político y la actividad judicial y poder aplicar la llamada "plantilla vasca", que es la única que saben hacer funcionar y 6/ La decisión, a través del Tribunal de Que Me Cuentas de arruinar económicamente a los empleados públicos que hacían su trabajo y a los disidentes, en general.

Debemos "aprender la lección" valorando este gran gesto de los indultos, que si fuéramos tan burros que nos sonaríamos con las orejas nos creeríamos que es eso, un gesto, pero que realmente fue la manera de evitarse la colleja del Consejo de Europa, la primera de una larga lista que les desmontará el chiringuito. Una cosa que cuando suceda -lamentablemente- no servirá para nada porque el mal ya estará hecho. Y esta sí que es la lección que debemos aprender.