Cuando en España la mayoría de "progres comprometidos" no sabían qué querían decir alguna de las dos palabras y todavía estudiaban los primeros cursos de bachillerato en escuelas de élite, el mundo ya hacía años que conocía la señora Joan Baez y su lucha en favor de los derechos humanos y los derechos civiles. De TODOS los derechos humanos y de TODOS los derechos civiles.
Porque cuando tú te pones la medalla de "progre comprometido" y vas por el mundo comprometiéndote con las causas "progres" que "tocan", no se vale escoger a gusto. Y, sobre todo, a conveniencia. Los defensores de las causas "justas" tienen que defenderlas todas y no las unas sí y las otras no dependiendo de si eso te puede afectar al bolsillo.
Joan Baez es referente de muchas luchas desde hace 60 años. Con algunas, seguramente usted y yo estaremos más de acuerdo que con otras, pero en lo que coincidiremos seguro es en que se ha implicado donde ella creía que hacía falta hacerlo sin pensar si eso le podría significar la cancelación de un concierto, un artículo crítico en un diario ultra o que en twitter le dijeran de todo.
Joan Baez ha ido este sábado al programa FAQS de TV3 y ha demostrado que sigue siendo la persona comprometida de siempre y que su lucha continúa. Ahora solidarizándose con los presos políticos y los exiliados catalanes.
Y cuando la oyes hablar no puedes evitar pensar en los "progres comprometidos" españoles. Exceptuando tres o cuatro excepciones, que se han manifestado a favor del referéndum, el resto hace años que están mudos. Han desaparecido totalmente. Y después está el caso de Joan Manel Serrat, muy crítico con el Procés, pero que en una entrevista hecha hace más de un año a El País pidió la libertad de los presos. Porque una cosa no excluye la otra.
Por el hecho de ser un "progre comprometido" no estás obligado a decir nada sobre los presos políticos y los exiliados, naturalmente. Pero si no lo haces pierdes cualquier legitimidad para solidarizarte nunca más con nada. Con nada que tenga relación con los derechos humanos y la libertad y con nada en general. Hombre (y mujer), es que si una vez acabado el juicio no dices ni mu y después apareces dando la chapa con cualquier causa, ¿quién te creerá?
Sí, sí, claro, tendrás a favor los que quieren ver a los presos políticos no-se-cuántos años en prisión y a los exiliados no-se-cuántos-años sin poder volver, pero se te habrá acabado tu fantástica carrera como "progre comprometido". Podrás cantar en todas las fiestas mayores de la España del trigo, no sufrirás ningún boicot, la gente irá a ver todas tus películas y te entrevistarán en El Hormiguero y en los programas de Bertín Osborne, pero ya no podrás llevar tus fotos de cuando, vestido de Josep Borrell en Níger, fuiste a visitar a unos niños que se morían de hambre y de enfermedades. Y mientras las vas enseñando ya no las podrás comentar con aquella sen-sa-ci-o-nal frase de "a su manera son felices y siempre sonríen. La visita a la miseria me ha cambiado la vida y ahora soy otra persona".
Adiós, progre comprometido. ¡Hola farsante a quien la realidad ha desenmascarado!