Hasta que llegaron los lazos amarillos, nadie se había planteado nunca el debate sobre el uso político o reivindicativo del espacio público. Se ve que hasta entonces nadie nunca en la vida se había ofendido por ningún mensaje presente en las calles o en las instituciones. Lazos amarillos, "con vosotros empezó todo".

La lástima es que como el debate de verdad no era sobre el uso del espacio público sino que esta era la excusa para prohibir ciertas expresiones de protesta que molestaban y para hacer electoralismo low cost, hemos perdido la oportunidad de abrir una gran discusión sobre los límites de la libertad de expresión, la pérdida de derechos civiles y que es y que no es espacio público.

Si me permite, lanzo algunas preguntas relacionadas con esto y que van más allá de los lazos: ¿Twitter o Facebook también son espacio público? ¿Un servidor público con responsabilidades que pueden afectar a la privación de libertad de los otros, deja de serlo cuando utiliza las redes sociales? ¿Dónde acaba la libertad de expresión de un responsable de los cuerpos de seguridad que públicamente, ya sea con su nombre real o anónimamente, valora hechos o califica personas que está investigando? ¿Alguien con responsabilidades judiciales tiene que poder hacer valoraciones políticas públicamente, bien dando la cara, bien de forma anónima?

Bajemos ahora al detalle de casos concretos. Por ejemplo Tàcito. Se acusa a Daniel Baena, el teniente coronel de la guardia civil que elaboró los informes con los cuales el juez Llarena construyó la causa contra el 1-O, de usar este seudónimo asociado a la cuenta de twitter @nmaquiavelo1984. Desde allí, de forma anónima, se escribieron “Ponga las urnas en el suelo. Lentamente. Las manos detrás de la cabeza. Sin movimientos bruscos. Gire”. Y cuándo Carles Puigdemont se exilió a Bélgica se publicó que era una "actuación propia de estructuras de crimen organizado al saberse investigadas". Y también desde aquí dedicaron a los Mossos un "Como siempre: pobres Mossos, igual Guardia Civil o Policía han hecho "algo" para ganarse la confianza de Jueces y Fiscales #JoNoSocSegador". ¿Se debe permitir investigar si esta cuenta la gestionaba el señor Baena, como él mismo reconoció en una conversación telefónica al periodista Carlo Enrique Bayo? ¿Es importante saber si es el señor Baena quien opina eso aprovechando el anonimato? ¿Y si se demostrara que eso lo escribió él, tiene derecho a usar el espacio público para ofender personas a quienes investiga, que han acabado en prisión y que pueden ser condenados a muchos años de prisión?

O tenemos el caso del fiscal Jorge Armando Bermúdez González, que ha tenido varios enfrentamientos con políticos en ejercicio. Uno fue con el senador de EH Bildu Jon Iñarritu justo cuando empezó el juicio en el Supremo:

¿Es censurable que un fiscal, servidor público que defiende los intereses del común de la ciudadanía en los tribunales, utilice el espacio público para insultar representantes elegidos por la ciudadanía?

Y, ¿es censurable que cuando se le abre un expediente celebre el posterior archivo volviendo a insultar a la misma persona y defendiendo que los servidores del Estado tienen que poder manifestar lo que les apetezca?

¿Y es condenable que el señor Jorge Armando Bermúdez González usara años atrás esta misma cuenta, entonces anónimamente, insultando ciudadanos por su ideología?

¿El fiscal Jorge Armando Bermúdez González, experto en delitos informático y que actualmente ejerce en Gipuzkoa, en su vida pública siempre es fiscal o hay momentos en que es ciudadano y entonces puede insultar a quien quiera?

¿El espacio público es sólo el balcón de una institución o lo es todo, incluido el espacio público virtual? ¿Qué vulnera más derechos, un lazo amarillo o un insulto a un representante público? ¿Qué ofende más?m ¿Qué es más condenable?

Un debate que sería interesante realizar si la cosa fuera de verdad de espacio público. Pero como la cosa no va de eso, seguiremos hablando de lazos. Amarillos. Y blancos.