Los catalanes habíamos sido toda la vida tan secos que no éramos capaces de producir ni material ni personajes para los programas de destripar vidas privadas en directo. O mejor dicho, sí que los producíamos, porque las empresas, los ideólogos, los directores y los presentadores de estos programas eran todos catalanes, pero teníamos subcontratada la procedencia de quien se sentaba en la camilla de las disecciones. Ahora esto ha cambiado y desde el viernes pasado, se nos acumulan los temas.
En un frente tenemos el alcalde de Manlleu, quien parece que al final hará un Gerard Piqué y "se queda". Hoy ha salido en un montón de medios y al menos ya no descarta replantearse la decisión. Eso quiere decir que quizás este caso servirá para añadir al señor alcalde a la lista de manlleuencs ilustres que encabezan Llucià Ferrer, David de Dios y las motos Sanglas.
Otro frente lo cubre el caso Mainat. Al principio era sencillo de seguir porque había sólo dos protagonistas: una presunta asesina y quien Tele 5 calificaba de "casi asesinado" y que hasta ayer hacía cachondeo de su propio caso en Twitter. Pero en tres días no han parado de salir personajes nuevos de nacionalidades muy diversas y haciendo cosas tan extrañas que los medios han tenido que elaborar guías en power point para poder aclararse entre tanta gente y tantas tramas. Y para acabar de entretenernos, tenemos el caso Arrufat, que realmente es el caso CUP.
Al exdiputado de los anticapitalistas lo acusaron hace seis años (SEIS) de acoso sexual y tiempo después de abuso. El diario Ara lo publicó ayer por la tarde y a partir de aquí hemos tenido un comunicado del partido y uno del afectado. En el suyo, Quim Arrufat niega las acusaciones y dice que esto sale ahora para desprestigiar el partido de cara a las elecciones. Un partido que, resulta, se lo ha ventilado internamente a través de unos protocolos que se han dado entre todas ellas y "que confieren confidencialidad a la mediación". Por cierto, el protocolo es del año pasado, cinco años (CINCO) después del primer caso conocido ahora. En el comunicado de la CUP de ayer por la tarde, había un preámbulo donde se nos explicaba: "Quim Arrufat se encontraba en medio de un proceso de gestión de agresiones machistas y mientras se estaba gestionando a través del protocolo propio con que cuenta la CUP, abandonó la militancia de la organización". Y en el punto 1 decían: "Mostramos nuestro compromiso claro y firme en la lucha contra el patriarcado y contra las agresiones machistas y condenamos la agresión". Es decir, si tú condenas "la agresión" es que ha existido. Y si tú dices que Arrufat se fue poco antes de ser expulsado, lo confirmas. Y ahora vuelvo al preámbulo, cuando dice que "lo están gestionando a través del protocolo propio". ¿Una cosa de hace seis años? ¿Eso es un protocolo o una tortuga con reuma? ¿Y en vez de denunciarlo en un juzgado, lo gestionan internamente? ¿Sí, de verdad? ¿Como hace la Iglesia católica con los abusos a menores, que los despachan enviando al cura de turno a otra parroquia entre el silencio cómplice?
Sí, ya sé que en el punto 5 del comunicado de ayer, la CUP dice: "Nuestra práctica feminista no quita legitimidad a cualquier acción que la mujer quiera emprender simultánea o alternativamente a la vía que ofrece el protocolo de la CUP, aun así es única y exclusivamente decisión de la mujer hacerlo. En cualquier caso, la CUP daría apoyo a su decisión".
Desconozco por qué las dos afectadas tomaron la decisión de no ir al juzgado y me parece muy bien si ha sido querida y consciente, pero me sorprende que una formación que se declara abiertamente feminista y que usa el femenino genérico para visibilizar el heteropatriarcado, no las haya animado a ir IN-ME-DI-A-TA-MEN-TE a presentar una denuncia. Insisto, porque el propio partido reconoce el caso. Y que, en cambio, opte por ventilárselo con una ley interna y falta de transparencia. Sobre todo cuando este protocolo tiene una escala de gravedad de los hechos del 1 al 4, donde el 4 es el más grave, y el partido sitúa el caso que nos ocupa en el 3.
Pero de todo, lo que más me sorprende es la falta de autocrítica de la organización y que gente "muy comprometida" haya salido a defender la manera como han afrontado ellas el caso y a criticar como afrontan los otros sus mierdas. ¿Oigan, pero no habíamos quedado en que los otros eran el sistema? ¿Pues precisamente ustedes no actúen como el sistema, no?