No habría que repetirlo, pero por si acaso: todo los medios de comunicación tienen derecho a defender la línea editorial que crean conveniente. Y eso incluye seleccionar las noticias que ofrecen a sus clientes y decidir la manera como las enfocan. Una cosa diferente es manipular las noticias para que coincidan con tu visión de la vida y del mundo.
Y peor todavía cuando tu estrategia coincide exactamente con la de un Gobierno que intenta manipular e intoxicar a la opinión pública en beneficio propio y para justificar el ataque a una población civil que no estaba provocando ningún acto violento ni ningún disturbio. Entonces ya no es un problema de línea editorial sino de vulneración total y absoluta de los derechos de los lectores y espectadores de estos medios a saber la verdad. Bueno, y de pérdida absoluta de la credibilidad para siempre. Sí, ya sé que en la España actual esto no importa. Ni penaliza. Y que todo vale. Y que los clientes de estos medios no les reclaman parcialidad. Pero eso no quiere decir que de vez en cuando haya que ofrecer la fotografía de esta situación.
Hoy mismo tenemos un ejemplo. Ha sucedido esta mañana en el "Programa de Ana Rosa" en T5. Aquí tiene explicado lo que ha pasado y también los vídeos donde se pueden ver los hechos.
Si ahora no tiene tiempo de mirárselo, breve resumen: la periodista catalana Maika Navarro ha entrado en directo al programa de Ana Rosa desde el Parlament. Ha intentado explicar cómo fue la historia de la chica a quien parecía que le habían roto los dedos y la famosa escritora Ana Rosa Quintana y el no menos famoso gran periodista de investigación Eduardo Inda se han tirado contra ella con tal ensañamiento que ha acabado llorando. Todo sea para poder mantener de pie el relato que ahora les dicta el Gobierno: los 800 heridos son mentira, todo es un invento y las imágenes que hemos visto están manipuladas.
Este es el segundo relato oficial que se intenta elaborar sobre los hechos del domingo. El primero fue que la policía y la guardia civil habían sido los atacados. Y fue la versión oficial de la vicepresidenta y de los medios amigos hasta que la verdad lo aplastó y tuvieron que abandonarlo. Se lo demostraré repasando la timeline del domingo del ministerio del Interior. Empezamos a las 12.47, cuando retuitean como la Guardia Civil se queja de acoso y provocaciones de los ciudadanos desarmados que defienden pacíficamente las urnas y que, en algunos casos, se defienden ante la brutalidad y la desproporción, momento que en los vídeos colgados no aparece:
El siguiente tuit es de media hora más tarde. Este ya es suyo, del ministerio. Se habla de encapuchados que los atacan por haber querido cumplir una orden judicial.
Un minuto más tarde el mensaje es: la actitud de la turba nos está provocando muchos heridos:
Tenemos que esperar media hora más para confirmar que la gente los está atacando (fíjese en que en ningún momento se dice quién está usando la violencia indiscriminadamente, cosa que a aquella hora ya sabemos todos porque ya hemos visto las imágenes a través de las redes):
Media hora más tarde (ya es la una y media) se intenta demostrar como cierta aquella portada de La Razón donde se decía que los independentistas querían utilizar niños y personas mayores enfermas como escudos humanos:
Hora de comer. La propaganda descansa. En el mundo real todo el mundo ha visto ya la brutalidad de la actuación policial. Vuelven a las cinco vendiendo su gesta en cifras:
Se supone que han comido fuerte y eso les permite hacer dos tuits en un minuto. Y justo un minuto más tarde que el anterior:
Tienen que pasar prácticamente dos horas para volver a ver un tuit. Y esta vez son dos y en el mismo minuto. Uno propia y el otro retuiteando a la Guardia Civil:
Los siguientes tuits son de las 20.08 y las 20.44 (este doble):
Y así llegamos al último tuit del día. Es este de las 21.09, y no tiene nada que ver con el supuesto acoso sufrido ni con la cifra de heridos de unos profesionales entrenados por este trabajo, que iban armados y perfectamente protegidos:
A esta hora incluso TVE ha pasado imágenes de la barbaridad en el Telediario. La prensa internacional está abriendo las versiones digitales con las cargas. Los titulares son muy duros. La mentira, el relato, se les deshace como un azucarillo. ¿Solución? Silencio. Hasta el día siguiente... ¡¡¡A LAS DOS DE LA TARDE!!! Y para retuitear al ministro con un tema que no tenía nada que ver. Un tema, por cierto, consistente en usar las muertes de policías en actos de servicio para contestar las críticas que en aquel momento les llovían por todas partes (menos en la prensa española de papel y en las cadenas de TV amigas). Muy mal tenía que estar la cosa para desaparecer (ah, y que conste. Naturalmente todo el respeto y recuerdo para quien ha perdido la vida en acto de servicio, y para sus familiares como no podría ser de otra manera).
¿Por qué este silencio de 17 horas después de tanta locuacidad? Porque no sabían que decir. La realidad los había superado. Ellos creían que controlarían la información y olvidaron que en el siglo XXI cada persona con un móvil es una fábrica de transmitir imágenes al instante. Y todos vimos que el tema no eran sus 33 heridos (cifra que después aumentó mágicamente y acabaron siendo centenares) La mentira quedó desnuda y necesitaron prácticamente un día para elaborar un nuevo relato, que es el que hoy han interpretado magistralmente la escritora Ana Rosa Quinana y el gran periodista de investigación Eduardo Inda.