El jueves pasado, la periodista Lucía Méndez, redactora jefe de opinión de El Mundo, colgaba este tuit:
Alguna cosa pasa cuando esto pasa. Lo que explica el tuit, quiero decir. Y le pasa al periodismo y a la política. Y si eso ha pasado es porque, cada vez más, periodistas y políticos vivimos en trincheras. Excluyentes. Por parte de los dos. Si tú no eres de los míos, adiós buenas tardes y páselo bien.
Vivimos en un momento en que algunos políticos piensan: "¿Por qué tengo que darte yo una entrevista a ti, que eres un medio ideológicamente contrario a mí, si no conseguiré ni un solo voto entre tus lectores? ¿Qué gano yo perdiendo el tiempo con quien nunca será de los míos"?.
Y vivimos en un momento en que algunos medios piensan: "¿Por qué te tengo que entrevistarte yo a ti, a quien mis lectores te consideran un cretino de dimensiones cósmicas y a los cuales sólo les interesa la entrevista para poder insultarte en el apartado de comentarios?
Ojo, y eso no es ni bueno ni malo. Si ya sucede desde hace tiempo con la información deportiva, ¿por qué no tendría que suceder lo mismo con la información política, donde cada vez todo se parece más al espectáculo mediático que rodea el deporte?
Al respecto, sólo hay que recordar las imágenes de los debates. La entrada a los estudios, como los futbolistas entran en los estadios. La presencia de asesores, como si fueran entrenadores dando las últimas instrucciones antes de salir a jugar. O las declaraciones postpartido, ay perdón... post debate.
Pero resulta que el fútbol, sectarismo y negación del rival en estado puro, a la hora de la política es 100% transversal. Todos los partidos consideran que tienen que ir a vender el pescado entre los fanáticos del fútbol. Todos los candidatos creen que no pueden rechazar la invitación de dirigirse a los lectores de un diario que, digámoslo también, básicamente se nutre del mundo relacionado con el Real Madrid.
No lo ha conseguido nadie más. Ni en papel ni en digital. Sólo el Marca ha podido entrevistar a los 5 candidatos que importan a los españoles. El resto de candidatos no les importan. Como los cinco candidatos que han ido al Marca tampoco les importan, por ejemplo, los lectores, espectadores y oyentes de los medios catalanes.
Los catalanes (y las catalanas) no tienen derecho a que los cinco candidatos se dirijan directamente a ellos (y a ellas). Consideran más importantes los lectores del Marca que los oyentes de Catalunya Radio y RAC1, los espectadores de TV3 o los lectores de cualquier medio catalán, que todos juntos suman (poco más o menos) unos dos millones y medio de personas. Ay calle, que no recordaba lo qué he escrito más arriba: "¿Por qué tengo que darte yo una entrevista a ti, que eres un medio ideológicamente contrario a mí, si no conseguiré ni un solo voto entre tus lectores? Qué gano yo perdiendo el tiempo con quien nunca será de los míos"?.
El problema es que quizás se equivocan. Bien, o que definitivamente han desconectado de una parte de Catalunya. Aquello que ayer dijo Albert Rivera: "No pienso gobernar para todos los catalanes".