Me gustaría equivocarme, pero me temo mucho que este episodio de la crisis del máster de Cifuentes y todo lo que cuelga, acabará como acaban políticamente los casos de corrupción en España. O sea, en nada. Y, fíjese, estamos ante un caso que ya ha trascendido la política y transita por el debate familiar y social.
Porque la cosa ya no va (sólo) de si Cifuentes tiene que dimitir o no, que ya tarda. El mastergate destapado por los compañeros de eldiario.es ha ido creciendo porque ha indignado a mucha gente que se ha sentido estafada, independientemente de ideologías. ¿Cuántas familias han tenido que renunciar a muchas cosas para que sus hijos pudieran ir a la universidad y después pudieran cursar un máster o un posgrado? ¿Cuántos estudiantes han tenido que dedicar horas y horas y más horas del día y de la noche al maldito máster o al posgrado? ¿O a poder hacer y acabar el doctorado? Este esfuerzo, imposible de medir, se convierte en una inmensa tomadura de pelo cuando ves a unos cuantos personajes que todo esto lo han hecho por la cara y porque son quien son. Y que, como siempre, cuando se ha sabido, no ha pasado nada. Porque al final, nunca pasa nada.
Pero el caso cambiará algunas cosas del día a día. De entrada ha acabado con el inflado de currículums. ¿No oye como un inmenso pffffffffffffff? Pues son doctores en económicas convertidos en "estudiantes de algunas asignaturas de economía". O son Executive MBA, Business Intelligence y Project Management por Harvard, el MIT y Stanford que ahora son un cursillo de fin de semana en Campdevànol y no presencial. Valga como ejemplo el de este ilustre diputado de quien circula un currículum y que en pocos días ha pasado de estar repleto de medallas a quedar reducido a su estado civil.
En cambio, el caso tendrá consecuencias muy negativas, sobre todo, para la imagen de la universidad en general y la de los máster y posgrados en particular. Y para los particulares. Miles de personas que sí han estudiado, que sí han ido a clase y que han pagado mucho dinero por las matrículas, ahora ven como la corrupción de los unos, la incompetencia de otros y la cara dura de unos cuantos han convertido su esfuerzo en papel mojado. Costará recuperar la confianza de la sociedad.
Y hablando de corrupción, vuelvo al principio. No soy optimista en la resolución de la cuestión. A Cifuentes la aguantarán el máximo para hacer tiempo y que vayan saliendo irregularidades de gente de todos los partidos. Unas cuantas más. Hasta que al final Rajoy la dejará caer. Y el día que se marche le harán decir que ella no ha hecho nada, pero que quiere ser ejemplo, no como los otros que han hecho cosas peores y no se van. Será igual que con los casos de corrupción, ración doble del "y tú más" y tapémonoslo todo porque estamos todos pringados.
Tú me dices que yo tengo la Gürtel, pues tú tienes los ERE. Y el otro tiene el 3%. Y el de más allá el Nóos. Y si no hay suficiente, te saco las tarjetas Black o el caso Pretoria. Tú me dices que yo tengo tres máster falsos pues vosotros tenéis 14. Y los otros 31 asignaturas aprobadas sin examen. Y los de más allá ni fueron a clase y tienen un currículum académico de cinco folios.
Y así nunca iremos al fondo de las cuestiones. Y así, nunca haremos borrón y cuenta nueva. Y así seguiremos yendo peor que fatal.