Él ha triunfado de cuerpo presente, pero en espíritu lo ha hecho el señor Diego Pérez de los Cobos, que, por lo que nos ha explicado Zoido, que era su superior cuando sucedieron los hechos que se juzgan, era quien realmente mandaba. Cada pregunta sobre quién decidía y quién ejecutaba era contestada con los mismos apellidos: Pérez de los Cobos.
Ayer Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría dejaron la bolsa de basura en la puerta de Zoido. Y hoy Zoido ha cogido la bolsa y, tralará tralará, ha ido paseando hasta casa de Pérez de los Cobos, la ha depositado allí y ha huido corriendo tras tocar el timbre.
No puedo evitar imaginar a quien fue responsable de los cuerpos de seguridad españoles en el operativo que tenía como objetivo impedir el 1-O (y que lo hizo tan bien que lo ascendieron a general), en el sofá de su casa oyendo un ruido y pensando: "Ay, voy a ver qué sucede". Levantándose para ir a abrir la puerta de su casa y, encima de la alfombra con el bienvenidos, encontrándose la inmensa mierda que le han colocado.
Y mientras, Zoido haciendo de tenista. ¿Usted sabe Rafa Nadal? Pues Zoido ha superado sus golpes al fondo de la pista. Ha dicho que no sabe cuál era el operativo previsto para el 1-O, que la decisión sobre aquel operativo no fue suya, que desconoce cómo se decidió lo que se decidió, que la responsabilidad sobre aquel operativo no fue suya porque él nunca sabe nada de los operativos que se organizan, que él no decidió las cargas ni decidió pararlas y que supone que una cosa y la otra la decidieron "las personas" que formaban parte del grupo de coordinación del operativo, que no conocía ningún detalle de los documentos judiciales para impedir el referéndum y que no sabía si realmente Pérez de los Cobos coordinaba los 3 cuerpos policiales implicados en el operativo, CNP, Guardia Civil y Mossos.
Después de hablar de los lanzagranadas y de las "armas de guerra" que los Mossos pretendían comprar y que él, esta vez sí, actuó para detener su adquisición, Zoido tampoco sabía, ni le constaba y desconocía si delante de la Conselleria d'Economia había "2 o quizás 3 coches policiales" (fiscalía habla de 7), ni si en uno de los coches había armas o un sugus. Tampoco tenía ni idea de quién se reunía en la comisión de coordinación ni quién era el representante de los Mossos en aquellas reuniones. Ni si el ministerio del cual era él era el responsable abrió algún expediente a los policías y guardias civiles del "A por ellos"... ojo, pero eso no lo descarta.
Y la guinda. La fiscal le pregunta a Zoido por un informe de una reunión de coordinación y él dice que no sabía nada porque no lo recibió y que seguramente quien lo recibió fue el secretario de Estado. Y la fiscal le dice: "Claro, porque él estaba en la reunión". O sea, enviaban los informes sobre el contenido de las reuniones donde se decidía detener una revolución a alguien que estaba en las reuniones y no al ministro, que no estaba. Me ha recordado a Antonio Ozores, un actor español conocido por sus momentos de claridad conceptual:
Total, que en un clima de rebelión y sedición, con una violencia extrema en las calles, con acosos a pobres policías indefensos y a alcaldes constitucionalistas (ayer lo denunció Rajoy) y con grupos organizados dedicados a realizar sabotajes y actos de guerrilla urbana, resulta que el ministro responsable de la cosa, no participaba en las reuniones para decidir cómo afrontarlo y desconocía lo que se decidía, quién lo decidía y por qué.
Estoy convencido de que si hoy el abogado Xavier Melero le hubiera preguntado a Zoido, ministro del Interior cuando pasó todo, quién era el ministro del Interior cuando pasó todo, el ministro del Interior cuando pasó todo hubiera contestado "lo desconozco, no me consta y no lo sé... pero quizás lo era Pérez de los Cobos".