Ah, que bonita es la casualidad... El destino ha querido que esta semana que hoy empieza coincidan en BCN dos hechos totalmente hiperelacionados, pero precisamente porque están en las antípodas el uno del otro: el congreso de móviles y el juicio a Fèlix Millet.
El Mobile es la modernidad total, la economía emergente, el futuro del mundo y la tecnología de vanguardia. El juicio a Millet es ver en el banquillo de los acusados una figura tan antigua como la humanidad, la del pícaro. Es ver a quien iba a declarar con la americana más raída posible para intentar dar penita. Es ver a quien el sábado decía aquí mismo en una entrevista conseguida por Gemma Liñán: "Físicamente estoy muy mal. No puedo andar. Estoy chungo".
Millet es el hombre de buena familia que aprovechó su posición para engañar a todo el mundo. Millet ha sido como una especie de timo de la estampita permanente a quien todo el mundo se quería acercar porque era "un señor de BCN" de ilustre apellido, que conocía a todo el mundo a quien había que conocer y que te podía presentar gente, proporcionarte favores y de quien tú creías que podrías obtener un beneficio. Y tú te acercabas a él porque tenía muchas "estampitas" que parecían billetes legales, pero al final, cuando abrías el paquete por el cual habías pagado mucho dinero pensando que tú todavía obtendrías mucho más, lo que te encontrabas eran fajos de papeles de periódico sin ningún valor.
Y ha sido la casualidad la que ha querido que este domingo, tres días antes del inicio del juicio a Millet, que el Mobile World Congress celebre su cena oficial, con todas las autoridades (y más) en... ¡¡¡SÍÍÍ, EN EL PALAU DE LA MÚSICA!!! Mire que hay sitios, ¿eh? Pues en el Palau. Pero espere, que la cena, como se puede ver en esta fotografía hecha por la compañera Marta Casado, se celebra en la platea y con una estética de boda:
Y, claro está, es inevitable relacionar esta sensacional imagen con uno de los grandes momentos de Millet y que explican perfectamente quién es el personaje. Porque ver la platea del Palau con mesas y sillas nos transporta a la memorable anécdota de la boda de su hija Clara. Aquella ceremonia la celebraron exactamente en el mismo lugar que hoy la cena del Mobile. Y costó 81.156€. Pues bien, Millet le pasó a su consuegro una factura por la mitad de este importe (ya se sabe, aquello del "pagamos a medias"), pero fue la Fundació Orfeò Català-Palau de la Música quien lo pagó todo. Por lo tanto, a Millet no sólo le salió gratis total la boda de la niña sino que, además, ganó los 40 mil euros estafados a su consuegro. ¡SEN-SA-CIO-NAL!
Alguien tendría que haber avisado a los asistentes de que, si en plena cena oían algún ruido extraño como de carcajada, era el espíritu de Millet que todavía hoy pasea por el edificio con una americana comprada en Humana y andando con dificultades porque, pobrecito, "está enfermito". Ah, y de paso, tendrían que haberlos advertido de que si después del ruido extraño les desaparecía el móvil (y la cartera) no se preocuparan, que es que hay espíritus que son muy trapaceros, como es el caso de que nos ocupa. Pero nada, que lo hacen sin mala intención y, además, después siempre acaban pidiendo perdón, pobrecitos...