Y él se fue por la puerta con sus móviles en el bolsillo. El juez de la llamada Operación Kitchen quería mirárselos y comprobar si son ciertos los mensajes que su antiguo número 2 en el ministerio, Francisco Martínez, ha dicho repetidamente que se enviaron y que ha mostrado porque los guarda en su celular. Él es Jorge Fernández Díaz, exministro de la novena mejor democracia del mundo según ha dicho hoy Pedro Sánchez. Pero el antiguo responsable de Interior no los llevó. Tenía que aportarlos a la causa, pero no lo hizo. "Mire, señor juez, ¿sabe qué pasa? Que no me da la gana. Que pase una Feliz Navidad".
En este lugar paradisiaco de la democracia a según quién se le pide que aporte una prueba, ojo voluntariamente, no fuera caso, y este alguien puede pasar de todo. Y, naturalmente, no pasa nada. Porque España es este lugar donde si a según quién no le sale del cuajo hacer una cosa que le exige un juez (o el Papa de Roma), pues no la hace. Porque "según quien" aquí siempre hace lo que le place. Y tal día hará un año. Pero ahora supongamos que el juez pasa de la voluntariedad a la obligación y le dice al exministro que la próxima vez tiene que comparecer con el famoso teléfono móvil sí o sí. Sólo diciendo que ya no lo tiene, que se le cayó por la taza del wC o que Marcelo lo está aparcando, aquí se ha acabado el famoso caso del móvil del exministro que era una prueba que el juez reclamaba y que nunca llegó. Y listos.
Todo habría estado muy diferente si Jorge Fernández Díaz hubiera sido un peligroso indepe. En este caso, habría sido incluido en una Operación Volhov o en cualquier otra llamada "Viva Adolf&Benito&Paquito" o "Jeil". Y ya habría visto usted si aparecía el móvil. Bien, el móvil, los ordenadores, las radiografías de las caries de toda la familia, el contenido de la mesilla de noche e incluso el diario personal de los hijos. Como le ha sucedido a Xavier Vendrell. Sí, cuando la Guardia Civil entró a su casa buscando 10 mil soldados rusos, un taller clandestino de criptomonedas, el cadáver de la perrita Laika y un CD de Txarango, se llevó todo lo que consideró que era una prueba o que incluía información relevante, incluido el diario personal de su hija. Ahora me extenderé en esta cuestión, pero no se vaya porque ahora se reirá. Sí, porque Fernández Díaz no es el único que hace lo que le viene en gana.
Resulta que el sumario del caso Volhov detalla cómo la Fiscalía Anticorrupción le manifestó al juez del caso, Joaquín Aguirre, hasta tres veces (TRES) su reticencia a permitir intervenir los teléfonos y poner micrófonos en los coches de David Madí, Xavier Vendrell y Xavier Vinyals, que posteriormente fueron detenidos. El fiscal Fernando Madonado tenía dudas sobre la solidez de las acusaciones y pedía más indicios a la Guardia Civil. Pero en todos los casos, el juez fue a la suya. El momento más delicioso sucedió el pasado 13 de julio, cuando en el escrito de oposición podemos leer "el Ministerio Fiscal SE OPONE a la petición de la Guardia Civil". Y el "se opone", efectivamente, está en mayúsculas.
Pues bien, en un caso que no se sostiene por ningún sitio, que tenía la oposición frontal de la Fiscalía y que sucede en un lugar donde un exministro se pasa las órdenes de un juez por los Marcelos, la Guardia Civil registra un domicilio y se lleva el diario personal de la hija de uno de los presuntos culpables. ¿Hay una cosa más personal que el diario personal de una persona? Y todavía más una persona joven. Pero, ¿es que ya no nos garantizan ni esta intimidad? ¿Este derecho también tiene que ser vulnerado? ¿Esta chica no se merece ni ese mínimo respeto? Fruto de montajes que buscan destruir personas, se nos llevan nuestras fotos y nuestros documentos, acceden a nuestros mensajes y correos y, ¿también tienen que llevarse los diarios personales de nuestros hijos? ¿Para hacer qué? ¿Qué esperan encontrar? ¿Hasta aquí tiene que llegar la humillación, el escarnio y provocar el máximo sentimiento de vulnerabilidad? ¿Hay que llegar a esto para demostrar que quien manda puede hacer lo que quiera en la novena mejor democracia de la galaxia mundial?
¿Y qué, también filtrarán el contenido de este diario, como han hecho con las conversaciones de su padre y de otras personas y que no tenían nada que ver con el caso? ¿O le enviarán una copia al móvil de Jorge Fernández Díaz?