Oriol Junqueras tuvo la mala suerte de declarar el primero en la causa del Estado de Madrit (concepto) contra el Independentismo. Eso le impidió al líder de Esquerra ver el nivel de los fiscales del Supremo y de la abogacía del Estado. De haberlo sabido, todo habría sido diferente. De haber declarado de los últimos, quizás se habría replanteado eso de no contestar las acusaciones y entonces la figura del vicepresidente habría podido crecer como después han crecido las de Cuixart, Forn, Turull, Rull y Sánchez, los cinco políticos con voluntad de seguir ejerciendo como tales, y que sí que han contestado a estos personajes incapaces de sostener el suflé que construyó Llarena con suposiciones de mantequilla.
No sabemos cuándo años pasarán en prisión y en este tiempo pueden suceder muchas cosas, pero hoy por hoy, los cinco son un activo potentísimo para el Independentismo. Y cuando salgan aspiran a todo. Políticamente hablando. Cuixart desde la transversalidad total y los otros cuatro dentro del espacio Crida-PDeCAT, o como se llame llegado el momento y como se acabe articulando este espacio.
Y, sí, antes tendrán que reformular el discurso, efectivamente. Pero eso será la siguiente pantalla. Ahora toca juicio y condena. La catarsis ya vendrá. Ya llegará el momento en que pase eso que reclaman algunos y que consiste en una autoinmolación pública de los acusados reconociendo que todo fue humo, que ellos ya sabían que no habría ninguna independencia y que nos engañaron. Que, de hecho, es lo mismo que le ha dicho la fiscal Consuelo Madrigal esta tarde a Carme Forcadell cuando le preguntaba por si la declaración de independencia fue efectiva o no, de si se firmó en el hemiciclo o fuera y de si se firmó o no el preámbulo político sin ninguna trascendencia jurídica.
Justo cuando estábamos con eso, la señora fiscal le ha dicho a la expresidenta del Parlament: "¿Entonces, eso fué un sainete, una farsa, un vodevil"?. Y Forcadell le ha contestado, a medias porque la fiscal no lo ha dejado acabar, que aquello fue política y le ha preguntado si considera que la política merece estos adjetivos.
Efectivamente, es que aquello fue política. Una estrategia para intentar forzar una situación. ¿Fruto de una huida adelante? Sí, pero con dos millones y medio empujando convencidos de que en aquel momento no se podía retroceder. Lo que es trampa es ser el primero en hacer ver que te lo crees y ahora hacerte el puro denunciando que has sido engañado y que eso sea la manera de tomar de entre los restos del incendio la bandera para quedártela tú y sacar un rendimiento político particular. Sobre todo con nueve personas en la prisión. Eso es trampa y es feo.
Pero volvamos a la pantalla donde estamos ahora, donde estamos hoy, la del juicio. La sedición y la rebelión continúan fuera de la sala, como VOX esta mañana después de llegar tarde al inicio de la sesión y que no les hayan dejado entrar hasta el receso de la hora del aperitivo. Y fiscalía y abogacía del Estado siguen demostrando desconocimiento y desidia. El tema de las longanizas y las butifarras demuestra que no saben si suben o bajan y hacer preguntas sobre frases y tuits que los acusados niegan haber dicho o escrito sin aportar el documento prueba que, efectivamente, algunos creen que esto era una botifarrada.
Gracias a ellos Jordi Cuixart ha conseguido captar 4 mil socios para Òmnium en un solo día y se ha convertido en un candidato de futuro a presidir a la Generalitat. Bajo la atenta mirada de Forn, Turull, Rull y Sánchez.