Se veía venir que eso de los mocosos (y mocosas) del famoso hotel de Palma acabaría mal. En plena crisis por Covid varios jóvenes de toda España se fueron a Mallorca para celebrar que habían acabado el curso. Eran viajes organizados por agencias y empresas, no por las escuelas ni los institutos, y incluían macrofiestas sin ningún control, ni distancia, ni de nada, y donde el virus corrió más que el alcohol y otras sustancias, que ya es correr. Total, que cuando las autoridades sanitarias baleares se dieron cuenta del caos, optaron por el confinamiento. Para evitar que la enfermedad se esparciera todavía más. Pero aun así se calcula que estamos hablando de más de dos mil casos circulando por varias zonas de la península. Y aquí empezó el segundo capítulo de la primera temporada con la aparición de los padres y las madres de los niños y las niñas.
Que, al final, este es uno de los grandes problemas. Como que para ser padre o madre no hay que pasar ningún examen de idoneidad, lo puede ser cualquiera. Y después pasa lo que pasa. Y de según qué padres, ¿qué quieren que salga? Total, que de la noche a la mañana hemos visto gente que concuerda singulares con plurales y femeninos con masculinos exigiendo un "habeas corpus". Y con cara de saber de qué estaban hablando. Como quién se pide una copa de Cynar con hielo y unos cacahuetes.
"Libertad", exigían los jóvenes que, asomados a los balcones del hotel donde se decidió que pasaran la cuarentena, mostraban a la humanidad pancartas reivindicando su estulticia, se negaban a hacerse pruebas PCR y huían del hotel. Y los padres y madres salían en los medios hablando de "secuestro". ¿Por qué? Porque decían que sus niños (y sus niñas) eran "negativos" y estaban allí retenidos innecesariamente y contra su voluntad. Un año y tres meses después todavía hay humanos bípedos que se supone que disponen de alguna neurona viva que no han entendido cómo funciona esto de los contactos y el aislamiento. Bien, y que de hecho no han entendido nada de nada en general.
Justo aquí es donde aparecieron varios súpers de la zona dedicados a suministrar alcohol a unas criaturas que organizaban fiestas que serán muy recordadas por los vecinos del hotel. Sobre todo por sus oídos. Los de los vecinos. Cuando los recuperen. Junto con el sueño. La ingesta contumaz de los citados productos suministrados ilegalmente provocó encuentros con mucho contacto hormonal, en los cuales participaban los infectados. Vaya, que aquello fue como un Botafumeiro lleno de Covid yendo arriba y abajo. Pero como éramos pocos, parió la abuela. Y gemelos. Primero sacó la cabeza la Fiscalía diciendo que la decisión de Salut Pública "no era justificada ni proporcionada" y después una jueza del contencioso obligó a acabar con la cuarentena. Porque ella sabe mucho de todo. También de virus.
Y entonces supimos que la positividad de las pruebas hechas a los jóvenes aislados en el hotel era del 26,1%. O sea, pilló uno de cada cuatro. Y doce acabaron en el hospital. ¡SEN-SA-CI-O-NAL! Pero eso no desmoralizó a la jueza-epidemióloga e "impasible el alemán" —ya que estamos en Palma—, ordenó que todo el mundo para casa. Pero justo salir por la puerta dieron positivo nueve (NUEVE) de las criaturas que habían sido secuestradas por gente mala. Pero no nueve de los ciento ochenta y uno que la jueza obligó a desconfinar, no, no. Nueve de los treinta que aceptaron participar en un cribado. ¡NUEVE de TREINTA! Y la jueza continúa sentada en su silla impartiendo la ley.
Pero a estas alturas es probable que a usted el/la pinchen y todavía le encuentren sangre. Aunque sea un hilillo. Pues bien, si fuera así, aquí le enlazo una carta abierta de la coordinadora Covid de uno de los institutos donde estudian algunos de los confinados y que ha sido publicada por el Diario de Mallorca. Le recomiendo que no se la pierda destacándole tan sólo una de las frases que contiene y que explica el momento en que les dijo a los niños y a las niñas hijos del habeas corpus: "Os vais a Mallorca en busca del coronavirus después de que durante meses, en el instituto, nos hayamos dejado la vida para que no os contagiéis ni contagiéis a vuestras familias". ¿Habeas corpus? Sí, lo que el resto de la sociedad que tiene que soportar gentuza como esta tiene aquí colgado.
Pero como no pasará nada, no suframos. Es probable que la agencia ya esté organizando otro viaje que, con la propaganda conseguida por este, será un éxito. Y si tenemos suerte y se repite el despropósito, las criaturas, los padres, la Fiscalía y la jueza podrán interpretar la segunda temporada de Aquí sólo faltaba Toni Cantó.