Pasillos del Parlament durante el debate de la Moción de Censura. Comentando con una diputada no indepe de una manera distendida la situación que vivimos y la que vendrá, en un momento dado me suelta: "nosotros, los partidos españolistas...". O sea, no dijo "nosotros los constitucionalistas". No, no, dijo "españolistas". Un servidor puso la cara de póquer número 4.794 y enseguida pensó: "Fíjate, ya tengo otra imagen para añadir a las otras cuatro con los eslóganes electorales".

"¿Imagen para añadir a las otras cuatro con los eslóganes electorales?", se pregunta ahora usted. Sí, porque sumamos este lapsus del subconsciente a cuatro imágenes salidas del consciente más absoluto porque no son ningún lapsus. Al contrario.

Con todo usted (de si mismo), la realidad. Ah, y con posterior sorpresa:

PSOE

PP

vox

C'S

Y no, la sorpresa no es la que ha tenido usted si todavía no los había visto o no los había visto juntitos, cosa que así de repente impacta un poquito. No, la sorpresa consiste en que ahora mismo le propongo un concurso. Sorpresa, claro. Desgraciadamente sin premio porque soy un juntaletras muy humilde. ¿A punto? ¿Sí? Muy bien, pues tiene que adivinar qué palabra sale en los cuatro carteles y qué bandera sale en tres de ellos. Qué pinta el queso y el jamón al cartel del PP, lo dejamos para otro día.

Efectivamente, la palabra España está en casa PSOE, España está en casa PP y con la bandera correspondiente en el logo del partido, España y bandera (discreta) están en VOX y un España inmenso formando parte de una bandera española integrada en el eslogan está en Ciudadanos. Por lo tanto, aquí tenemos la evidencia de que cuatro partidos españolistas usan frases que incluyen un evidente nacionalismo español.

¿Y eso es malo? ¡Nooor! ¿Es criticable? ¡Tampoco! El problema es ser un nacionalista de piedra picada, negarlo, decir que los nacionalistas son los otros y acusar el nacionalismo de ser un invento del demonio. ¡Hooooombe! Por el amort de Dios del cielo... ¡Que hacer eso es una trampa muy gorda!

Ahora bien, no vale la pena perder ni una sola décima de segundo en esta cuestión. El discurso de los nacionalistas españoles declarándose no nacionalistas está completamente instalado y nunca reconocerán su nacionalismo porque sería tanto como autocondenarse a ser lo que ellos dicen de los otros. Y eso nunca. Ni autocrítica ni negociación de nada. Eso es para los tibios, para los flojos.

Porque, como dijo Jaime Mayor Oreja preguntado por el tema: "Yo no soy nacionalista español. Yo soy español". Pues nada, buen hombre, un abrazo cordial y en cadena. No nacionalista, por supuesto.