Si usted me pregunta mi (humilde y sin ningún valor) opinión sobre la gestión de Josep Maria Bartomeu como presidente del Barça le diré que más que nefasta y llena de errores gravísimos -que también- ha sido, básicamente, incomprensible. Es muy difícil entender cómo es posible que se hayan tomado algunas decisiones que desde más allá de Plutón se veía que estaban condenadas al fiasco más sideral y que algunas cosas, en principio muy sencillas de gestionar, se hayan podido hacer tan mal. Y le diré más, tendría que haber dimitido muuucho antes de lo que lo hizo. Ahora bien, eso no evita que me haga muchas preguntas sobre la detención de Josep Maria Bartomeu y que no se me ocurran respuestas. Ni usando la imaginación de la manera más generosa.
La primera, y para mí básica, es por qué caray este señor se ha pasado una noche en el calabozo. No sé si retenido, detenido, confinado, aparcado o acogido. Por riesgo de fuga, no ha sido. No, porque ni la fiscalía, ni la jueza, ni nadie había pedido medidas cautelares, ni se le había retirado el pasaporte. ¿Se lo quedaron porque hoy tenía que declarar? Bien, aunque la hora prevista hubiera sido a las siete de la mañana del día siguiente -o sea, hoy-, cosa que es imposible pero supongámoslo, a las ocho de la noche de ayer (o a las nueve) se le puede decirr: "Mire, váyase a su casa, duerma en su cama, dúchese, cámbiese de ropa, y mañana puntualito nos vemos en la Ciutat de la Justícia". Y listos.
¿O quizás se lo han quedado para que no destruyera pruebas? Imposible. Bartomeu ha tenido suficiente tiempo como para dejar las posibles pruebas, si es que alguna vez ha habido alguna, como el PP dejó el disco duro del ordenador de Bárcenas. ¿Lo recuerda, verdad? Lo borraron 35 veces y después lo rayaron. Sólo les faltó mearse encima para provocar la corrosión. Y si Bartomeu tenía papeles para quemar, ha tenido tiempo de hacer las hogueras suficientes como para calentar durante cinco años el plató del "Nexes". Que ya es calentar.
Pero es que resulta que al final no ha declarado. Acogiéndose a su derecho a no hacerlo. Y una vez ha manifestado que no tenía nada que decir, lo han puesto en libertad. Con cargos, pero se ha ido tranquilamente a su casa. Tan tranquilamente que en la puerta se ha hecho una foto con uno de los detenidos por los incidentes del caso Hasél. En resumen, ¿para acabar saliendo por la puerta y declarar ha tenido que pasar una noche en la comisaría? ¿Ojo, que sí, que lo pregunto desde el desconocimiento más absoluto y quizás existe una explicación muy sencilla, pero como aquí nadie ha explicado nada, ¿es normal que nos cuestionemos cosas, verdad? Y sobre todo teniendo en cuenta que los delitos de los que lo acusan son muy feos, como todos el delitos, pero no ha asesinado a nadie. Que yo sepa.
Y la gran pregunta: ¿Por qué todo esto sucede seis días antes de las elecciones del Barça? Seguramente es casualidad, pero si los últimos años hemos aprendido alguna cosa es que nada sucede por sí solo. Vaya, que si llueve es que había nubes. ¿Estoy diciendo con eso que veo una mano negra? No. Digo que en un caso que estalló el 17 de febrero del 2020, es decir hace un año y quince días, me cuesta entender cómo es que las detenciones y los registros públicos se hagan, precisamente seis días antes de las elecciones.