Siempre un peldaño más. Cuando parecía que teníamos controlada la Covid normal, la de toda la vida desde hace dos años, pasamos a la variante Delta. Pero como teníamos vacunas, podíamos defendernos. Una lástima porque en aquel momento la cosa asustaba mucho. Por suerte, entonces llegó Ómicron. ¡Bien! La cosa se animaba. Y, una vez más, no informaron ni explicaron sino que siguieron acojonándonos mientras nos enviaban mensajes de "entre todos seremos mejores". Porque de lo que se trata es de ir siempre mucho más allá que todo. Siempre un poquito por encima de lo que haría falta porque tenemos que generar expectativas que provoquen consumo de información. Y, sobre todo, sensación de pánico. Por cualquier vía. Y de esta manera, el mismo día que nos decían que Ómicron quizás pronto llega al pico de contagios... ¡CHACHACHÁN Por la vía tres hace su entrada... ¡¡¡LA FLURONA!!! ¡Recibámosla con un fuerte aplauso!
En sólo veinticuatro horas, una palabra que no habíamos oído en nuestra santa vida ya es como de la familia. Flurona, nombre de jarabe para los mocos y que es, ni más ni menos, una especie de Pirañaconda, aquel animal que -como el propio nombre indica- era la mezcla de una piraña y una anaconda. Una película que no podría ser ni de Ed Wood y de la cual le dejo un extenso trailer para que compruebe de lo que estamos hablando y que es una metáfora de la cosa.
Pues bien, la Flurona es como una pirañaconda pero en este caso entre Covid y gripe y que, ya puestos, podrían haberle llamado Covigrip, ¿no? Y en sólo un día ya hemos hablado más de ella que de Luuk de Jong y Ricky Puig juntos. Cosas de un tres de enero sin noticias para llenar. Y venga, a especular. Todavía no sabemos qué será, ni como será, ni qué nos hará pero ya estamos suponiendo. Sobre todo eso que no falte. Y mañana ya empezarán las entrevistas a expertos pidiéndoles detalles y, sobre todo, preguntándoles qué efectos tendrá sobre nosotros. Ojo, una cosa de la cual empezamos a saber ayer porque había aparecido un caso (UNO) en Israel y de una señora no vacunada.
Porque, claro, mientras hablamos de la flurona no tenemos tiempo de hablar de esto de la obligatoriedad de llevar mascarilla por la calle, una cosa que todo el mundo (TODO EL MUNDO) que sabe del tema dice que no sirve para nada. Pero había que hacer ver que tomaban medidas para controlar Ómicron, cuando la única medida posible era vigilar mucho en espacios cerrados llevando, allí sí, mascarilla y manteniendo la distancia en un espacio ventilado. Y ni así garantizas no librarte porque Ómicron ha aprendido a contagiarse con más facilidad. Pues bien, en vez de salir y decir: vacúnense, quédense en casa y nada de celebrar la Navidad fuera de su burbuja, como que tienen miedo a que a la gente un día nos sublevemos hartos de engaños, mentiras, propaganda y de no hablarnos nunca como adultos, ¡adelante con la Navidad y el Fin de Año! Y justo al día siguiente aparece la flurona. Y que el miedo al contagio del día de la bestia pirañaconda nos haga volver a correr como gallinas sin cabeza.
Y mientras hablamos de la flurona tampoco no nos queda tiempo para 1/ saber los motivos por los cuales aquí los tests de antígenos valen 10 veces más que en Portugal, por ejemplo, 2/ por qué dos años después todavía dan cifras oficiales de contagiados si es absolutamente imposible saber cuánta gente se ha contagiado, 3/ por qué cuando un hijo tuyo da positivo, si estás vacunado no te dan la baja, tienes que ir a trabajar y dejar que la criatura se espabile y, en cambio, si no estás vacunado, te dan la baja y te quedas en casa o 4/ si crees que tienes la enfermedad y decides quedarte en casa, llamas en tu CAP para notificarlo, nadie te coge el teléfono -porque en dos años todavía no hemos tenido bastante tiempo para invertir- y, por lo tanto, no puedes tramitar la baja porque no constas en ningún lugar como enfermo, tampoco en las imposibles cifras de contagiados.
Ah, y mientras, los pesados antivacunas creyendo que la confusión política les da la razón. Y, lo que es peor, para reafirmarse se obligan a oír chistes de Paz Padilla y a Miquel Bosé cantando "Spider Bandido", "Te amaré en Lujan" y "Cuando en el virus entra por la ventana, Oritrón sale por la Puerta".