Catalunya era aquel país donde por la mañana estabas en la ducha y pensabas: "ahora, después de secarme, me pondré triple dosis de desodorante porque nunca se sabe por dónde irá el día y, sobre todo, como, donde y cuando se acabará. O si acabará". Y, efectivamente, a las 9 ya habíamos proclamado una república y a partir de ahí la jornada se iba animando. Suerte que el desodorante, menos a algunos sospechosos (y sospechosas) habituales, nunca nos abandonó. En cambio ahora Catalunya es aquel país donde por la mañana estás en la ducha y piensas: "¿Con que nos sorprenderá hoy Madrit (concepto)? Y si lo hace, que sea más o menos pronto para poder gestionar el día con una cierta calma".
En una semana Madrit (nuevamente concepto) nos ha copiado esto de los tribunales decidiendo la fecha de las elecciones, cosa que es muy fea y desleal porque esta competencia la teníamos traspasada en exclusiva. Pero en esta lucha para robarnos la capacidad de removerlo todo (y más), esta gente ha ido mucho más allá. Sin ni parpadear, apúnteselo, en dos días han roto un partido y han creado la figura de las ministras creadas por esporas. Memorable. Y todo por aquello del cántaro a la fuente de Pedro Sánchez, en este caso yendo al casino de la política murciana a jugar a la ruleta de la fortuna y saliendo de allí perdiendo a la ruleta rusa. Que normalmente es una pérdida dolorosa. Bueno, y funeraria.
La política es un inmenso y frágil castillo de cartas. Sánchez y su ideólogo jefe, Ivan Redondo, se habían aficionado a ir quitando cartas y aquello no sólo se les aguantaba en pie sino que siempre salían beneficiados. Hasta que el PP de Murcia sacó la cartera y dijo: "¿Cuánto dice que valen tres diputados de Ciudadanos? ¿Ah, sólo tres consejerías? Pues póngame cuatro, pago io". Y la jugada de momento acaba con 1/ la desaparición virtual de un partido que hace dos telediarios habría podido tener la presidencia del Gobierno y que ganó las elecciones catalanas, 2/ la convocatoria electoral en Madrid con Isabel Díaz Ayuso -a quien los iniciados ya llaman IDA- construyendo y dominando el relato y con un PSOE desaparecido y 3/ Pablo Iglesias, el hombre del 15M hecho política, dejando el Gobierno un 15M sin avisar y para presentarse como candidato de "la izquierda transformadora".
Del punto 1 sólo añadir que España ahora es aquel lugar donde la tercera formación política del estado de la noche a la mañana desaparece del mapa por las consecuencias derivadas de intentar un cambio en la presidencia de Murcia, que es una cosa ¡SEN-SA-CI-O-NAL! Del 2 comentar que Ángel Gabilondo no tiene nada que hacer en este nuevo escenario y no sea que le eyecten como candidato socialista. Y en el 3 está donde hoy está el bistec. Y un pan de cinco kilos para mojar.
Un vicepresidente se va y es él quien nombra a la su sucesora y a la sucesora de la sucesora. ¡ES-PEC-TA-CU-LAR! Y mientras, Sánchez en París. Y el vice, que se va a hacer de candidato a unas elecciones donde las encuestas convertían a su partido en extraparlamentario, va y le dice a su mayor enemigo del alma, Iñigo Errejón -alias "me pilla lejos", que se unan. Sí, pero dando a entender que el artefacto lo pilotará él. Está muy bien, pero hay un pequeño detallito: actualmente el partido de Errejón tiene 20 diputados conseguidos con 471.538 votos y el de Iglesias tiene 7 con 179.046 y con el 5,56% de los votos. Y le recuerdo que en Madrid entras con el 5%. O sea, que hace dos años ya les fue rozando el palo.
En definitiva, la política catalana ha perdido la exclusiva de trinchar partidos y candidatos y dinamitar situaciones. Madrit (concepto) nos ha robado también eso. ¡Y no hay derecho!