No, ahora no le hablaré del partido de fútbol Betis-Sevilla, pero sí de los hechos sucedidos en el partido de fútbol entre el Betis y el Sevilla. Porque clavan el funcionamiento de la sociedad mediática que sufrimos. De hecho, explican nuestra sociedad en general sin que sea necesario añadir el "mediática". No le hace falta porque -definitivamente- la nuestra es una sociedad absolutamente mediática donde todo funciona a partir de la información que recibimos, sea cierta, falsa, manipulada, interesada o, directamente, desinformada y en forma de estímulo previamente elaborado para provocarnos una determinada reacción. Y le llamo "información" porque hoy me he levantado optimista.
Los hechos son que un salvaje que estaba en la grada de los seguidores del Betis lanzó un palo de plástico al terreno de juego durante el partido de su equipo contra la Sevilla e impactó en la cabeza de un jugador de este equipo.
El futbolista, Joan Jordán, se cayó al suelo, quizás más por reacción defensiva que por el golpe en sí, pero hubo impacto. Y a pesar de que aparentemente en un primer momento no tenía ninguna herida, fue trasladado al hospital. El partido fue suspendido con el empate en uno que había en el marcador en el momento del incidente y se reprendió al día siguiente sin público. El Betis logró marcar un segundo gol y, por lo tanto, se clasificó por la siguiente ronda.
A partir de esta realidad, aparece la sociedad en la que vivimos con la creación de dos relatos paralelos para el consumo de cada una de las partes y que a unos les confirman que ellos tienen la razón y los otros son unos mentirosos y un manipuladores. Y viceversa. Para los béticos, el Sevilla ha exagerado los hechos para sacar un beneficio y criminalizarlos a ellos, se ha inventado el comunicado del hospital donde se habla de traumatismo craneal y todo lo ha organizado su entrenador diciéndole al jugador que recibió el golpe -y delante del cuarto árbitro- que se tirara al suelo e hiciera teatro. Para los sevillistas su entrenador no dijo eso y lo que ha hecho el Betis ha sido victimismo para desviar la atención y que no se hablara de la agresión. Además destacan que es indecente que un jugador bético celebrara la victoria haciendo ver que una botella de plástico le impactaba a la cabeza y que eso lo dejaba aturdido en el suelo.
Y ¿ al final, qué tenemos? ¿Que, qué tenemos? Pues que dependiendo de qué equipo hable, cada seguidor tiene una verdad. La suya. Y va aparte de la realidad, que al final quizás es una mezcla de las dos versiones. También tenemos, y sobre todo, que el beneficiado ha sido el equipo del agresor, que ha acabado ganando contra un rival que no pudo alinear al jugador agredido. O sea, la victoria es del Lazarillo, del tramposo. O mejor dicho, del más Lazarillo de los dos, porque el agredido también ha intentado poner más patatas que entrecot. Y finalmente lo que ayuda a entender cómo funcionan los debates a la sociedad digital, sean políticos, sociales o deportivos: en la discusión generada, nadie habla de quien lanzó el palo ni de quien le impactó. No, la cuestión es acusarse mutuamente de la manipulación. El debate no es sobre el hecho ni sobre hechos sino sobre lo que se ha construido a partir de los hechos. Al igual que pasa en el resto de "debates" que vivimos cada día. Desde el de las macrogranjas a lo que usted quiera.
Sí, ya sé que está muy sobada, pero la frase adaptada es perfecta para definirlo: "Cuando el dedo señala la luna, en la sociedad mediática de las dos trincheras el receptor sólo ve el dedo y no la luna porque es lo que lo estimulan a hacer y a él ya le va bien que sea así".