Diez horas antes de cumplirse los tres primeros años de los hechos sucedidos en la puerta de la Conselleria de Economía, el Presidente Pedro Sánchez fue entrevistado en La Sexta noche. De todo lo que dijo nos detendremos en la bonita frase: "Quien se empeña en judicializar el conflicto es el independentismo al no respetar la legalidad".
¿Qué desdicha, verdad? Dices eso justamente cuando una efeméride, por sí sola, va y te desmiente el argumento. O sea, si ahora servidor de usted hubiera (o hubiese) reproducido la frase de Sánchez tal cual y hubiera (o hubiese) recordado la fecha, ya está, no había que añadir nada más sobre judicialización de la política, independentismo y legalidad. Bien, a no ser que protestar o manifestarse esté prohibido. Definitivamente. Porque parcialmente lo está. Y a las pruebas me remito: en España han sido acusadas de terrorismo y detenidas como tales, personas que el delito que habían cometido era manifestarse cortando una carretera. Desconozco la ilegalidad y si manifestarse es judicializar nada. Pero vamos a la cosa.
La ley no judicializada según Sánchez encarceló hace tres años y posteriormente condenó a nueve años de prisión a Jordi Cuixart y Jordi Sànchez por participar en la convocatoria y posteriormente desconvocatoria de una manifestación pacífica. Y lo fue tanto que hubo actuaciones musicales. Y la gente comió, merendó, cenó y tomó copas en los bares y terrazas que estaban junto al lugar donde unos pobres y desvalidos guardias civiles declararon al Tribunal Supremo haber pasado un miedo nunca visto.
Tres años después de los hechos de la Conselleria de Economía, la judicialización del conflicto por parte del independentismo que no respeta la legalidad nos recuerda que los cuerpos de seguridad del Estado presentaron ante la justicia informes sobre los hechos repletos de inexactitudes y de situaciones imaginadas y supuestas. Y que esta justicia los admitió como ciertos sin confirmar su contenido. La misma justicia que situaciones donde era la protagonista las teatralizó con una profesionalidad tal que la Xirgu resucitó solo para aplaudirlas.
Desconozco si el señor Sánchez considera o no que judicializar y no respetar la legalidad es lo que sucedió en el despacho del ministro Jorge Fernández Díaz durante la famosa conversación con quien entonces era director de la Oficina Antifraude y juez Daniel de Alfonso. Aquella simpática charla que conocimos en junio del 2016 y donde oímos con nuestras propias orejitas, entre momentos desbordantes de ilegalidades, dos frases que ya forman parte del alcantarillado más profundo de la larga historia de España en el mundo de la fosa séptica: "Les hemos destrozado la sanidad" y, sobre todo, "la Fiscalía te lo afina".
El ministro le estaba explicando a un juez el sistema por el que los cuerpos de seguridad hacían llegar a determinados juzgados informes basados en nada, cómo allí los validaban poniéndoles el sello de "investigados", después -vaya por Dios, oh, qué casualidad- los informes se filtraban a la prensa amiga y, pam, ya teníamos construida en portada la historia que servía para desprestigiar al indepe de turno y, en algunos casos, llevarlo a prisión. Para cerrar el círculo, el juzgado amigo recogía como información relevante y probatoria lo que publicaba la prensa amiga y lo añadía al sumario.
En Economía no empezó la guerra sucia. Ni la judicialización indepe. Y para celebrarlo, el actual presidente del Gobierno ha hecho buena aquella frase de los que abusan o directamente violan a mujeres y que resume perfectamente la filosofía consistente en culpar a la víctima: "Es que las visten como putas".