"Desde Tejero que no se veía un ataque a la democracia española de esta magnitud". Lo dijo Albert Rivera "El Reaparecido" ayer ante el Parlament i refiriéndose a los plenos de los días 6 y 7 de septiembre del 2017 durante los cuales se aprobaron las leyes del Referéndum y la de Transitoriedad Jurídica.
Reconozcámoslo, el primer éxito del unionismo fue ponerle nombre a aquellos dos días, crear un concepto. Si tú dices "6 y 7 de septiembre", todo el mundo sabe rápidamente de qué va la cosa. Si tuvieras que decir "los plenos de los días 6 y 7 de septiembre del 2017 durante los cuales se aprobaron las leyes del Referéndum y la de Transitoriedad Jurídica" mientras lo dices, ya estamos en Navidad. El segundo éxito ha sido que a base de repetirlo muchas veces, mucha gente ha acabado creyendo que aquellos días, efectivamente, hubo un golpe de estado en el Parlament de Catalunya comparable con el de Tejero.
El diccionario de la Enciclopèdia define un golpe de estado como "la toma del poder político por un grupo minoritario, generalmente vinculado a un sector o a la totalidad de las fuerzas armadas, al margen de la vinculación a las masas". Por lo tanto, no es difícil concluir que o bien el señor Rivera o bien el diccionario están confundidos sobre qué es realmente un golpe de estado. Yo voto por la primera opción.
Sobre esto de comparar el debate en un Parlamento con la entrada de la guardia civil en un hemiciclo disparando y secuestrando a los diputados, no pienso perder ni una décima de segundo de mi vida argumentando que, por supuesto, no tienen nada que ver. ¡Sólo faltaría!
Otro argumento más usado que las revistas de la sala de espera de un dentista es que se vulneraron los derechos de los diputados de la oposición. El 7 de septiembre de hace dos años, la compañera de ELNACIONAL Carlota Camps publicó una pieza en la cual cronometró el tiempo de intervención de cada grupo y cada diputado. Si la quiere recuperar, aquí la tiene toda entera. Mientras se la mira con calma, un servidor le hace el resumen. Durante el debate de la Ley del Referéndum, este que fue un golpe de estado que vulneró los derechos de los diputados de la oposición, el partido que tuvo el uso de la palabra durante más rato fue... ¡CIUDADANOS! En total, 45 minutos y 36 segundos. El segundo fue el PP con 38 minutos y 57 segundos, tercero fue Catalunya Sí que Es Pot (los actuales Comunes) con 38 minutos y 47 segundos, cuarto el PSC con 34 minutos y 36 segundos, quinto Junts pel Sí (la unión de JuntsXCat i Esquerra) con 26 minutos y 23 segundos y sexta la CUP con 19 minutos y 53 segundos. Por lo tanto, resultado final: Oposición, 158 minutos; Mayoría parlamentaria, 46. Un 1 en la quiniela.
Con respecto a los diputados, ganador destacado Joan Coscubiela de los Comunes con 21 minutos 14 segundos (con un discurso que fue muy aplaudido por la bancada unionista), seguido de Carlos Carrizosa con 21 minutos y 10 segundos, Xavier García Albiol con 20 minutos y 44 segundos, Anna Gabriel con 19 minutos y 53 segundos, Lluís Corominas (Junts pel Sí) 13 minutos y 20 segundos y Marta Rovira 11 minutos y 41 segundos.
Efectivamente, a la oposición se le prohibió hablar. ¡Mucho!
Y sobre el pleno, oiga allí a todo el mundo hizo juego subterráneo. Afirmar que la mayoría violó la ley y que la oposición, pobrecita, sufrió un abuso es como decir que la tierra es plana. Hay gente que lo defiende con tanta vehemencia que quizás sí, quizás saltando muy fuerte mucho rato consiguen que se quede plana. Pero me temo que seguirá redonda.
Durante aquellos dos días la mayoría indepe forzó el reglamento, pero sin saltárselo, mientras que el unionismo sí que lo hizo. Ciudadanos y PSC pidieron un informe al Consejo de Garantías Estatutarias, cosa que sólo puede hacer la Mesa del Parlament. Aparte de practicar un filibusterismo parlamentario nunca visto en la España contemporánea. Lo dicen las actas de las reuniones de la Mesa y la Junta de Portavoces publicadas en su momento por Nicolas Tomàs en ELNACIONAL y que puede consultar aquí.
Con respecto al contenido "legal" del debate, el resumen sería: Junts pel Sí había registrado la reforma del reglamento para permitir aprobar leyes tramitadas a través de una cosa que se llama "lectura única". Era la manera de intentar saltarse el control del Tribunal Constitucional y validar en un solo debate unas leyes que habitualmente tendrían que haber pasado por una serie de procesos que lo habrían alargado todo en el tiempo. A instancias del gobierno Rajoy, el TC impugnó esta reforma, que tres meses después avaló diciendo que era completamente constitucional. ¡Vaya por Díos!
Y con respecto al contenido estrictamente parlamentario, lo que hizo la presidenta del Parlament Carme Forcadell, cosa por la cual está en la prisión y la Mesa de entonces será juzgada por desobediencia, fue permitir el debate. He buscado en la Constitución, en el código penal y en los Diez Mandamientos. En ningún sitio he visto que debatir sea delito. Ni tampoco un golpe de estado. Ni que debatiendo se vulneren los derechos de nadie. Y le diré más, no lo es aquí ni en la China Popular.