Pues sí, el gobierno de coalición español ha decidido copiarse las crisis del gobierno de coalición catalán y las usan, como hacen aquí, para desgastarse, presionarse y marcar perfil. Veremos si también aplican el modelo nuestro de resolución de callejones sin salida relativos y que, resumido, consiste en "palante y hasta la crisis de mañana".
El caso que los/nos ocupa es el del ya exdiputado canario de Podemos Alberto Rodríguez, quien de entre las cosas que ha visto los últimos días y que nunca podría haber llegado a imaginar, es que detrás de su nombre escriban "el de las rastas". Porque se ve que con lo que pone en su DNI no hay suficiente. Ahora no explicaré todo lo que ha sucedido en cuatro días, porque es muy y muy complejo, pero si quiere refrescar la memoria, aquí y en el resto de enlaces lo tiene todo. Y en este "todo" se incluyen las curvas que ha hecho el caso y donde se ha situado ahora mismo. Por una parte Podemos usándolo para presionar al PSOE en el acuerdo sobre la reforma de la reforma laboral y en otras cuestiones relacionadas con los presupuestos. Y en la otra este PSOE que es y se siente más Estado que el Estado y que no le importa nada transmitir esta imagen que, casualmenter, podría abrir la puerta a una solución temporal de unos cuantos problemas. Suyos y nuestros.
Pero antes de eso, una previa. En este caso se han forzado leyes, reglamentos y atribuciones legales. Y digo "forzado" porque hoy me he levantado más suave que lo habitual. Y han hecho exactamente lo mismo que desde hace cinco años hacen en Catalunya. Y lo que antes hicieron en Euskadi. Y recordarlo no es melancolía sino hacer memoria. Y quizás es que no hay que ir pidiendo perdón siempre por todo. En este caso también por haber avisado de que venía un temporal, regalar paraguas y recibir como respuesta un "me pilla lejos". Justo antes de quedar empapado. Oiga, si les dijimos "¡ojo que recibiréis!" y han recibido, no pasa nada por recordarlo y en este momenrto añadirles: "¿Y ahora qué, seguiréis en aquel bando o daréis el paso?".
Hombre, es que incluso lo ha visto el diario El País, que en su editorial de este lunes ha escrito frases como: "El embrollo en que el Tribunal Supremo ha enredado al poder legislativo, "El Tribunal Supremo ha mantenido una postura insólita", "La situación en la que se ha visto abocado el diputado Alberto Rodríguez es rocambolesca e injusta", "El actual ordenamiento jurídico permitía al Supremo eludir un resultado tan extravagante (...) de consecuencias manifiestamente desproporcionadas" y "La dimensión política del caso debilita una vez más la confianza en la justicia".
Pues bien, ahora que cada vez más gente lo ve, este PSOE que tan convencido está de ser estado, y que lo es más que este PP que lo considera su finca para ir a pasar el verano, tiene la oportunidad de demostrar que realmente quiere salvar España. No hace falta que negocie nada, ni que se siente en ningún sitio. Sencillamente se trata de acabar con el Estado paralelo que va a la suya y que, como que no se detiene delante de nada, no sea que no los acabe mojando también a ellos. Porque las olas que se llevan un trozo de playa se la pueden llevar toda. Porque el mar siempre quiere más.
Ahora es momento que el PSOE demuestre de verdad que se cree que España tiene solución. Que nos demuestre que, sí, que es un partido de estado pero de un Estado con plenas garantías democráticas. Y que vaya hasta las últimas consecuencias. Porque si no, el conflicto seguirá y seguirá dando munición electoral a una derecha que cada vez añade más el adjetivo extrema en su definición. Que el PSOE demuestre tener realmente sentido de Estado y que haga limpieza. Porque si no, cada vez se irá más gente de este proyecto que en cada colada pierde el ajuar correspondiente a seis generaciones. Y a ver si cuando se den cuenta de que la realidad ya no los pilla "tan lejos", ya estarán completamente solos.