El pasado mes de enero, la señora Cristina Arias fue al Centro de Atención Primaria (CAP) de Balsareny. Allí trabaja como pediatra la mujer del alcalde de la localidad, Isidre Viu. La señora Arias entró a la consulta de la doctora, y no como paciente, cosa que usted ya ha sospechado cuándo ha leído que la especialidad era la de pediatría.
¿Y si no fue como paciente, qué fue a hacer? Pues según el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Manresa, la señora Arias, una vez dentro de la consulta, amenazó a la doctora con expresiones como "sinvergüenza", "te haré la vida imposible" y "ya verás lo que te pasará". Por este motivo se la condena a pagar una multa de 150€ por un delito leve de amenazas.
La señora Arias se hizo muy popular (y Popular) a raíz de unos hechos sucedidos en el balcón de su domicilio. Unos salvajes intentaron quemar la bandera española que tenían colgada y lo que consiguieron fue quemar la alfombra y un trozo del portal de acceso a la escalera de la vivienda. El caso fue presentado por los programas matinales de TV de las cadenas privadas y por los periódicos digitales nacionalistas españoles radicales como un intento de quemar viva a la familia.
Una de las entrevistas más recordadas de las que atendió la señora Arias es la que le hicieron en Antena 3. Es la del enlace adjunto. En el minuto 3.50 dice que no pertenecen a ningún grupo ultra, como dice todo el mundo y como es fácilmente comprobable ena sus redes sociales, sino a una asociación dedicada "al maltrato de la mujer, al maltrato animal y al maltrato infantil", Ciertamente un lapsus terrible...
Pues bien, resulta que la señora Cristina Arias es la pareja del señor Jordi Cervantes, quien los últimos años ha tenido algunas desavenencias con la justicia. Si nos centramos sólo en las relacionadas con incidentes "políticos", destaca la condena en forma de multa recibida por los hechos sucedidos al día siguiente de los del portal. Aquel día, un grupo de unos 30 ultras llegados de toda la comerca del Bages, y entre los cuales estaba el señor Cervantes, fueron a casa del alcalde y lanzaron huevos a la fachada, llamaron insistentemente al timbre (poniendo un palillo en el mecanismo para que no parara de sonar) y quemaron varias esteladas. Los hechos fueron amenizados musicalmente por la repetida audición a todo volumen del "Que viva España" de Manolo Escobar.
O sea, un par de personas a quien la justicia considera que comenten delitos y que coleccionan incidentes y denuncias, en su momento fueron presentados como una pobre familia asediada. Sí, claro que atacaron su casa y claro que quien lo hizo también tendría que ser condenado, pero convertir a estos dos ciudadanos en héroes fue arriesgado y una temeridad. Política, informativa y comunicativa.
Y que en aquel momento Mariano Rajoy, el hombre que ha desaparecido de la política tal y como gobernó, llamara por teléfono a la señora Arias para "animarla" y para "darle apoyo", y convirtiera aquello en un vomitivo acto de propaganda barata del régimen para intentar instalar en la opinión pública española la idea de que en Catalunya se queman vivas la familias que se sienten españolas, dice muy poco de quién tuvo la brillante idea.
No, la señora Arias y el señor Cervantes no son anónimos héroes de la causa constitucionalista sino vulgares broncas asediadores a quienes las fake news convirtieron en lo que ni eran ni serán nunca.
Pero no sufra que ahora nadie entrevistará ni al alcalde ni a su pareja para que expliquen su versión, ni a la señora Arias y al señor Cervantes para comentar sus respectivas condenas. Ah, y me temo que Rajoy tampoco los llamará. Ahora mismo todavía le importan menos que entonces.