En otros capítulos: Los estados tienen gente que hace los trabajos sucios. El español también. En el caso que nos ocupa eran varios comisarios del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y algunos de sus subordinados. Tenían dos maneras de funcionar: 1/ Creaban pruebas falsas contra sus enemigos políticos para destruirlos. Cuando las tenían hechas, las mezclaban con alguna semiverdad, las filtraban a la prensa amiga y con la noticia publicada se iban a determinados juzgados donde aquello les era validado como cierto. A veces los montajes eran tan mortadélicos que no pasaban ni de la primera pantalla y 2/ Empresas muy importantes los contrataban para que con sus contactos y su capacidad para obtener información elaboraran dosieres contra compañías rivales. Estas eran sus particulares maneras de preservar lo que ellos consideraban que era "su España", pero también su estatus personal.
Todo iba bien hasta que uno de ellos, Jose Manuel Villarejo -un personaje que trabajaba para el ministerio del Interior desde la época Corcuera-, perdió el mundo de vista, empezó a ganar millones y millones de euros con sus actividades paralelas y a escondidas de algunos de sus compañeros de fechorías. Cuando el estado intentó pararlo, él se creyó tan impune que lo amenazó con poner en marcha el ventilador y llevarse por delante a quien fuera, incluido al rey Juan Carlos, que era el seguro que él creía tener para protegerse. Pero el estado no cedió y dejó caer a su majestad. Primero con la humillación de hacerlo abdicar y después permitiendo su sórdida huida a los Emiratos Árabes. Posteriormente han venido las -de momento- dos regularizaciones por rentas no declaradas y por las cuales ha pagado, primero 678.393€, y ahora cuatro millones. Sí, sí, CUATRO MILLONES DE EUROS. Y así llegamos donde estamos ahora mismo. ¿Y dónde estamos?
Pues resulta que el Rey Emérito, según ha podido saber el diario El País, ahora paga estos cuatro millones porque en su momento cobró ocho en especies de una compañía de jets privados y este dinero tiene que tributar un IRPF que no fue ingresado. Y también resulta que quien le pagó esta cantidad fue la famosa fundación Zagatka, que controla Álvaro de Orleans, un primo lejano de Juan Carlos que la creó "en reconocimiento a la contribución del jefe del estado a la democracia en España". Hasta el pago de la primera regularización, el Rey Emérito figuraba como tercer beneficiario, el Rey Felipe VI era el cuarto y sus hermanas Elena y Cristina eran las quintas.
Pero ahora vienen las preguntas: ¿Por qué una fundación de la cual el Rey Emérito es beneficiario le paga justamente a él 8 millones de euros que dicen que son el regalo de una compañía de aviones? ¿Por qué una compañía de aviones le paga a Juan Carlos ocho millones de euros? ¿Si él viajaba, no tendría que ser al revés? ¿Qué esperaba obtener a cambio esta compañía? ¿Puede ser que estos ocho millones fueran comisiones que se blanqueaban a través de la empresa de jets? ¿Y si fuera así, de dónde provenían y en calidad de qué se le pagaban a la compañía y después al Rey? Porque, claro, ahora se pagan cuatro, pero los ocho que generan la multa tienen que haber salido de alguna parte, ¿no?
Y en relación al origen del dinero ahora utilizado en la regularización, una cuestión que ya se planteó en la otra regularización: se nos ha dicho que son un préstamo de varios amigos suyos. Muy bien, ¿pero no hemos quedado en que sólo por este tema el Rey Emérito ya cobró ocho millones? ¿Por qué no paga el IRPF con este dinero? ¿O es que ya no lo tiene? ¿Y si no lo tiene, dónde está? ¿Y por qué no está?
Y con respecto a posibles sorpresas futuras, ¿hay alguna cosa más que el Rey Emérito nos tenga que explicar? Porque nos dijeron que se había marchado a que le tocara el aire, pero ya llevamos dos casos de cobro de dinero negro y del pago de los impuestos distraídos, pero nadie habla de devolver este dinero cobrado irregularmente. O sea, está muy bien tributar, ¿pero el resto de dinero donde está, por qué lo ha cobrado y quien se lo ha pagado? ¿Alguien algún día nos dará alguna explicación?