"Fuera son muy valientes, pero en prisión son muy cobardes". Este argumento unionista se usa muy a menudo en actos y mítines pensados para entretener al respetable. Y también se ha usado en el Parlament. Sí, en el lugar donde recae la soberanía popular, ha habido diputados que han insultado compañeros suyos llamándoles cobardes. Y lo han hecho usando un tono de voz de desprecio y de superioridad contra personas que están en prisión sin haber sido juzgados y acusados de unos delitos inexistentes. Muy feo. Y ya que estamos en ello, muy cobarde. Porque quien es calificado de cobarde no puede defenderse. ¿O los valientes tan valientes serán tan valientes que se lo dirán a la cara?
¿Es de cobardes tener que renunciar a la política para poder salir de prisión? Bien, creo que es una manera de ver el mundo muy propia de Macharnia, el país de los machos muy machos donde las cosas se hacen a partir del diámetro de las gónadas, pero no de los lugares donde las cosas funcionan a partir del uso de las neuronas cerebrales. Y ojo, que en Macharnia también habitan mujeres. Sí, porque la aplicación de soluciones machistas en la resolución de conflictos no es exclusiva de los hombres.
Teniendo en cuenta esta realidad, cualquiera va y les explica a los macharneses que transitan por ese lado salvaje de las ideas que aquí la cuestión no es de valentía o cobardía sino que alguien votado por los ciudadanos tenga que renunciar a un derecho constitucional para poder huir de una injusticia. ¿Fíjese qué pequeña diferencia, verdad? Pero, claro, que le quieres explicar a quien va más bien justito de estado de derecho y para quien el mundo gira alrededor de dos cojones bien grandes. O de tres. Ya puestos, vendrá de uno...
Ya me lo dijo hace unos cuantos años un amigo unionista: "al procés le falta testosterona". Y no consideró que me estuviera diciendo ninguna barbaridad. Era, y es, la visión de quien cree que la razón viene de usar más o menos hormonas masculinas.
Y hablando de valientes y cobardes. A los miembros del dispositivo diseñado para sembrar el miedo entre la población civil, y que el 1 de Octubre agredieron a población civil indefensa que quería votar, les faltó tiempo para ir a quejarse que había gente que iba a las puertas de sus hoteles a hacer sonar cazuelas. Dijeron que se sentían intimidados. Sí, por gente armada con peligrosas cazuelas y no menos peligrosas cuerdas vocales que eran usadas para expresar gritos. Un miedito inasumible. Lógico. Cualquiera no tiene. Por eso tuvieron que salir de los citados establecimientos, vestidos de civiles y armados con porras, para poder sacarse de encima esta insostenible intimidación persiguiendo cazueleros.
Será que se aplicaron el argumento unionista y, efectivamente, fuera son muy valientes y dentro muy cobardes.
Ah, por cierto, aviso para el señor juez (o la señora jueza): ¿esto quiere decir que estoy defendiendo ir a hacer sonar cazuelas a las puertas de hoteles llenos de piolines? No. He descrito una situación. Eso no implica ni estar a favor ni en contra.