Sí, lo confieso. Hoy he descubierto dónde está el infinito del infinito. O sea, he encontrado el final del infinito, el lugar a partir del cual es imposible más infinito ¿Sabe como el Show de Truman cuando el protagonista llega a la pared del decorado? Pues exactamente lo mismo. Pero, claro, en versión infinito y en su modalidad "confianza en la justicia". Infinita. Elevado en una potencia infinita. Toda ella.
Porque, mire que yo ya confiaba infinitamente en la justicia, eh. Pero hoy han sucedido un par de cosas que me han provocado una entrada tan brutal de infinita confianza en la justicia, dentro de mi confianza ya infinitamente infinita, que no ha encontrado espacio y empiezo a supurar confianza. Voy por la calle, la gente cree que es sudor y no, es confianza en la justicia.
A media mañana hemos sabido que la jueza Lamela (¿cuántos recuerdos, verdad?), ha archivado la querella contra cinco exministros, dos ex altos cargos y... ¡¡¡Florentino Pérez!!! Florentino... Hooombreee, no quería oír ni leer otro... La señora Lamela considera que el famoso proyecto Castor no era una "idea aislada y peregrina" sino que estaba "razonado y documentado".
Total, que estamos pagando (y pagaremos) de nuestro bolsillo un error de aquellos que nunca nos favorecen ni a usted ni a mí, y no pasa nada. Un error con un coste no sólo económico, sino que hubiera podido provocar un desastre en forma de gran terremoto en la zona de Alcanar, cosa que fue negada gracias a unos informes que podrían haber salido de la rama de ficción de la UDEF. Pero oiga, adelante, que no era una cosa peregrina sino bien hecha. ¿Suerte tuvimos, verdad? Llega a ser una chapuza y Fukushima habría sido el tren de la bruja comparado con lo que podría haber pasado allí.
Es la entrevista que Víctor Amela le hizo al fiscal del Caso Nóos, Pedro Horrach, y que publicó en La Vanguardia. El fiscal explicaba en ella que durante la adjudicación de la construcción del hospital Son Espases, en Mallorca, decidió llamar a declarar como testigo a Florentino Pérez. A partir de aquí Horrach empezó a recibir llamadas que él califica de "disuasorias". Y que el propio constructor "tuvo el morro de quejarse por tener que declarar presencialmente y no por teléfono, siendo amigo ―me dijo― del fiscal general del Estado y del director general de la policía".
Esto por la mañana, como para empezar el día con energía. Después de comer hemos sabido que la audiencia de Navarra había decretado libertad provisional bajo fianza de 6 mil euros para los cinco miembros de La Manada, condenados a 9 años sólo por abusos sexuales. O sea, salen a la calle cumpliendo menos de dos años de una condena de 9. ¡BRA-VO! ¡OOOOO-LE! ¡SEN-SA-CI-O-NAL! ¡IN-SU-PE-RA-BLE! El confianzómetro ha estallado para siempre y ahora mismo los restos ya van por el planeta Raticulín. Ojo, pero por las afueras del propio planeta.
¡Sí, señor! A la calle. Y ya puestos, yo los indemnizaría, pobrecitos. A los señores manada y a los señores justicia. A todos, que la casa es grande. ¿Cuánto quieren? Ustedes pidan por esta boquita, que no nos los acabarán. Ah, y si hace falta, que vengan de fiesta a casa y, en caso que les apeteciera, que nos violen en grupo. Sin problemas. Y después, que nos denuncien por incitación al manadismo. O por sedición. O por malversación. ¡Adelante! Y todos a prisión. Todos nosotros, quiero decir. Y mientras, La Manada que pueda ir al palco del Bernabéu con los amigos de Florentino.